Cuestión de feElías Rodríguez González.-Leyendo en Sanlucar Digital el escrito de José L. Zarazaga sobre los capillitas, me pregunto qué es lo que pretende este señor, si burlarse de ellos o hacer un gazpacho, ya que mezcla "las churras con las merinas".
Lo mismo habla de los capillitas que están en algún acto religioso "imbuidos por un halo de espiritualidad", que de las Carreras de Caballos, las fiestas del Guadalquivir, del aceite Carbonell o de estar "en las Piletas comiendo patatas fritas con huevo". Ha querido burlarse de ellos y lo que ha hecho es un escrito zafio y sin estilo.
Además, termina con la afirmación de ser "ateo y republicano", como si eso nos importara. Lo mismo podría haber dicho que era del Betis o del Alcoyano. ¿Qué tiene eso que ver con el tema? Pero si con eso quiere manisfestar que cualquier acto religioso es como un teatro, le digo que todo es cuestión de fe. Somos muchos los que, sin ser capillita, vivimos plenamente los actos religiosos como reconocimiento a la divinidad, a la que damos gracias por todo lo que tenemos y somos. Otros, quizás el Sr. Zarazaga sea uno de ellos, preferirían ir de peregrinación a Moscú a ver al Padrecito Stalin en su urna, ya que, como todos sabemos, fue un gran benefactor de la humanidad y dechado de virtudes, entre las que podemos citar la generosidad. Y como ejemplo de su generosidad tenemos que mandó de vacaciones a Siberia a varios miles de paisanos suyos con todos los gastos pagados. Todo un detalle digno de agradecimiento. Con lo fresquito que se está allí. Como ve, Sr. Zarazaga, todo es cuestión de fe. ¡Ah, y un consejo! (Esto de los consejos es como las lentejas: quien quiere las come y quien no, las deja). Antes de escribir alguna tontería de ese tipo, repase primero la Sintaxis y las reglas de puntuación -ya sabe: eso de las comas, puntos, tildes, concordancia, etcétera, que es una cosa bastante aburrida-. Se lo digo porque en ambas materias está de regular para abajo. De nada. A mandar.
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