No hay más cera de la que arde 

José Luis Zarazaga Pérez.-Curiosamente en el día de hoy, mejor dicho en el día de ayer, ya que esto no se puede publicar en el mismo día en que lo escribo, he recibido un correo electrónico, del que considero mi mejor amigo, Juan Manuel espero que sepas perdonar la mención de tu nombre.
Cierto amigo Juan, quizás me haya pasado un poco en el tono irónico, todo el mundo no es igual, algunos se lo han tomado por el lado negativo y han convertido esto en una cacería, más que en una crítica solapada.

Cuando uno expresa una opinión, que no es en ningún modo insultante, sino irónica, espero que sepan comprender el significado de dicho término, siempre aparece el que se cree con derecho a vomitarte toda la miseria que esconde dentro de su alma. Dicho personaje, no utiliza ni la ironía, ni la sátira, ni la sorna, sino la descalificación más absurda, es decir  vomita como las cloacas lo más bajo del ser humano.

    Desde que empecé a escribir estos artículos, me han llovido las críticas, pero también me han llegado las felicitaciones y consejos como el que me has dado, demuestras que no eres como el resto, has sabido leer entrelíneas y aportas valores constructivos.

    El problema llega, cuando estos pseudocríticos, por darle algún nombre, no importándoles, el que se critica, sino el como se hace, se creen con derecho a todo y con obligaciones a nada.

    Estos petulantes, roídos por la envidia, víctimas de la mayor de las ignorancias , no encuentran freno a su lujuria  imbuida del placer de destruir al que no comparte sus ideales.

    Los que se definen como adalides del respeto y la libertad, no han encontrado mejor campo de batalla que mis asuntos personales, han exprimido mis artículos como si fueran naranjas, y me pregunto ¿con que motivo?. Es verdad que hay un dicho que dice “No hay más cera que la que arde”, y en este caso estáis bien sobrados, ya que buscáis sentiros bien en vuestras vidas de miseria intentando vencerme, hundirme, bajarme al nivel suburbano en que vivís, con el único fin de sentiros un poco mejor.

    Siento en estos momentos, nauseas, me muero de asco, porque es que no se, todo esto me recuerda ya épocas que creía olvidadas en el tiempo, me trae amargos recuerdos de aquella época en la que los que pensábamos de forma distinta, éramos vejados por otros que sentían inferiores y mantenían un miedo eterno a que la situación cambiara.

   Son hombres, mejor dicho, nada de hombres, que no pudiendo ver que otros vivan mejor sin someterse a sus dictados, aquellos a quienes se les llena la boca de caridad cristiana, pero que no soportan que nadie pueda vulnerar esas normas absurdas que ellos han creado. Estos hombres que han creado una serie de reglas, a las cuales podemos  definir como sectarias, donde el más inútil, por el simple hecho de querer destacar, establece quien es el bueno y quien es el  malo, a quien hay que dejar entrar en su grupo y a quien hay que arrastrar por el fango. Desgraciadamente para ellos, la Inquisición y el Fascismo son elementos del pasado.

   Esto que manifiesto a continuación, no es ya ironía, sois Capos de los Campos de Concentración, queréis acabar con las libertades, pero tengo que recordaros que aunque a una persona le quitéis todo, lo único que nunca podréis arrebatarle será su pensamiento. Yo os considero la peor imitación que se puede hacer de un Dictador. Vais pavoneándoos con vuestro sequito de inútiles intentando tapar nuestras bocas, cegar nuestras mentes y cortar nuestras manos.

    Lleváis con vosotros, el puñal, la guillotina, la hoguera y como no, la horca. Todo dispuesto para acabar con aquellos que ponemos el nombre al lado de nuestros pensamientos, los que al final acabamos sucumbiendo, ya que cada vez somos menos, porque lo fácil es arrimarse al sol que más calienta, porque la envidia está a la orden del día.

   Pero de todas formas no quiero terminar este humilde artículo sin reconocer la labor de aquellos, como mi amigo Juan, mi amigo Aurelio, Juanma, Manolo y tantos otros, que teniendo por espíritu la libertad, me mandan consejos y felicitaciones.

    Para los que se sienten superiores por el simple hecho de difamar, creo que por lo menos si saben leer, ya que no han comprendido los textos anteriores, este pequeño párrafo le servirá para reflexionar sobre sus actos:

“    No pierden, a pesar de su distancia de la tierra nativa, las aficiones a la cinegética. La otra tarde, en plena calle Barrameda y en pleno día para mayor descaro, uno de los heridos moros vio salir una gallina de una de aquellas casas de vecindad. La cogió por el cuello con presteza inaudita, la metió en su morral de guerra y echo a andar tan diligente como si tal cosa hubiese ocurrido.

    La vecina, dueña del animal requisado, salió tras el moro cazador corriendo y gritando: ¡ Eh, morito, que se lleva mi gallina, mi gallina….!

     Y él, sereno, con la mayor naturalidad del mundo contestó: Ah, no importa. Yo estar enfermo. Yo pelear por España. Yo necesitar comer gallina….

    Y la despidió con viento fresco.”

Lo dicho señores, “cualquier tiempo pasado nunca fue mejor”, por lo menos para la gran mayoría.

Nota aclaratoria: Como a estos señores los considero sobrados de inteligencia, y de capacidad para la denigración y el insulto, me tomo la libertad de no hacer referencia al documento donde figura el texto sobre el morito, ni tampoco el fin último de su significado.

Gracias por la atención prestada.

Sanlucardigital.es

Con objeto de no eternizar la polémica suscitada por el Sr. Zarazaga y, teniendo en cuenta que todos han ejercido su derecho a réplica y contrarréplica, damos por concluido el intercambio epistolar entre nuestros colaborades y/o lectores.

Desde sanlucardigital.es agradecemos vuestras aportaciones y os animamos para "cambiar de tercio" con otros temas, como este,  importantes para la ciudad y los sanluqueños.

Ganarán Sanlúcar y los lectores de este portal, reconociendo vuestra capacidad crítica en otros asuntos de la actualidad sanluqueña más allá del que ha provocado este debate.