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"No gastéis vuestra superioridad mental en ello, porque salvo vosotras nadie puede crear vida….ni el espíritu santo."
Maestro Liendres.-En los regímenes mayoritariamente de derechas, en las religiones, en definitiva, en todas las estructuras sociales donde la incultura era la norma de actuación más común la desigualdad jurídica de los miembros de la sociedad era la norma. (sic): Nobles y clérigos gozaban de privilegios (exención fiscal, monopolio de los altos cargos públicos, leyes y tribunales especiales) vedados a la gran mayoría de la población (el tercer estado o estado llano). La ausencia de derechos políticos (voto) y libertades (expresión, reunión, religión) era otra característica imperante En el caso de las mujeres, la mitad de la población, a todo lo anterior se le debía unir su función social circunscrita a lo doméstico, a las labores de la casa, de la procreación y del cuidado de los hijos; y su subordinación legal al hombre, padre o esposo.
Los movimientos sufragistas comenzaron su lucha, a partir de mediados del siglo XVIII, siendo, desde mi punto de vista, el inicio de lo que se ha tratado de vender como feminismo, y que en realidad es básicamente, la consideración por parte de la sociedad de una igualdad en la consideración de las mujeres como tales.
La lucha, siendo los enemigos la incultura, la derecha, y la religión, difícil de continuar. Muchas mujeres han caído buscando que les devolvieran, una parte de su ser, que les habían quitado.
Las democracias han supuesto, quizás, una etapa más en esta lucha. Pero se ha descubierto que además de los enemigos ya mencionados, este también estaba en casa.
Es difícil luchar contra los que te niegan la vida, en base a conservar prebendas conseguidas a golpes de maltratos y desconsideraciones. Pero es aún más difícil luchar cuando tienes el enemigo en casa, aquellas mujeres que niegan su identidad, que consideran que la disposición de la mujer “ en casa y con la pata rota” es la natural porque les interesa que esto siga así, porque a ellas no les falta nada, porque no tienen que mantener en solitario a ningún hijo, porque su cobardía la tapan con despreocupación, con poder adquisitivo, y con cortinas detrás de cada cristal de su casa, para negar lo que más allá es la realidad, y soltar , después de misa, un exabrupto en forma de “ yo no sé de qué se quejan”.
Vendieron su dignidad, y quisieran hacerlo con la del resto de mujeres por su cuenta, poniendo en cada víctima del machismo, una mueca, de “algo le habrá hecho”.
A todas ellas mi más profundo desprecio, estén donde estén, en las parroquias, en los rastrillos, en el gobierno haciendo lo que ya algunos hombres no son capaces de hacer y decir.
Madres, hijas, hermanas, compañeras, mujeres, personas, la sociedad os debe muchos años de incomprensión y de maltrato, pero huid de la venganza del odio, porque mientras lo hacéis, estáis perdiendo vivir y exigir. No gastéis vuestra superioridad mental en ello, porque salvo vosotras nadie puede crear vida….ni el espíritu santo.
Maestro Liendres
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