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Golfo de Cádiz
 
 
 
 
 
 
 
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23 de Marzo de 2015
"Esto queda refrendado, cuando sus tres actividades más conocidas, son la de vividor de las arcas públicas y familiares, entrenador de balonvolea (now: volley ball) y platero (un poco menos que el de J. Ramón Jiménez)" 
El golfo de Cádiz es un accidente geográfico que se encuentra entre el estrecho de Gibraltar y la desembocadura del Guadalquivir, aproximadamente. En este último punto, se encuentra la población (llámenla según sus apetencias patrioteras) de Sanlúcar de Barrameda. Nombrada en los anales de la historia medieval profusamente, y en los libros de geografía por la desembocadura del rio Betis de los romanos y por rio Grande por los musulmanes.  De nuevo como en un renacer, vuelve a salir gracias a las crónicas de Jorge Javier, amanuense (esto no es nada malo, aunque parecerlo lo parece, por las andanzas  del Sr de la Isla, y sus devaneos casamenteros y otras lindezas. Gracias a ello, y al consorte de la más Grande España (no Lola, ahora no te toca a ti), que buscó techo en la villa, este hecho se ha reforzado.
El llamado producto interior brutisimo (superlativo de bruto, muy bruto), de los habitantes de la misma, ha subido vertiginosamente, dándose el caso de que muchos de sus moradores, han hecho de una frase, un modo de definición: ¡y yo que he hecho para esto ¡que no es precisamente una congoja por no participar en dicho desarrollo cultural.

Pero la Susana de Triana, con su simpatía, y su visión de futuro, quiso el diablo que organizase, a modo de torneo, una elección regional, a prisa, corriendo y para esta villa, por ello, la aparición del golfo de Cádiz (véase definición, más arriba), en las mismas.
Ahora con medalla del Parlamento y con unas ganas, retraídas por su mentor, de ser Consejero  del gobierno.
 
Estimada Susana, que lo compre quien lo desconozca, y como nosotros lo conocemos, te voy a dar unas reseñas del mismo, aunque tú con las ganas de ser la estatua de la isla de Ellis, con barriga, no las tendrás en cuenta, pero ahí va:
Es autor de la célebre frase “yo no tengo necesidad de trabajar”, muy apropiada para que se minusvalore, esa tontería de que en Andalucía el desempleo es del ….. (Póngase lo que proceda).
 
Esto queda refrendado, cuando sus tres actividades más conocidas, son la de vividor de las arcas públicas y familiares, entrenador de balonvolea (now: volley ball) y platero (un poco menos que el de J. Ramón Jiménez). Este último fue el que propició que para evitarle el stress que le producía, le hizo emprender un peregrinaje, a modo del camino de Santiago con llamadas a posadas como AP, PA (en este solo cabe una persona) y otros. Hasta que se encontró con un mercader cabreado con el jefe de su cofradía, y le hizo un apaño de cofradía de cartón piedra para que hiciese la puñeta.
 
Quiso la puñeta, digo el destino, que en una lid, en otra cofradía franquiciada, un clérigo metido en armas, necesitaba de un adalid para combatir, porque este era por parejas, con lo que nuestro accidente geográfico, se bajó los…. objetivos, y se prestó al uso y abuso de las mercancías (que lio, digo de los vasallos), sin tener que confesar sus pecados, ni decir nada. Solo estar en su sitio, y actuar automáticamente, como esas bailarinas de madera que llevan algunos nobles en el salpicadero de su carroza. En fin un bello ejemplo, para los jóvenes, y menos jóvenes que deseosos de tener un trabajo, están ciegos por ello, sin ver la luz que en la oscuridad nos muestra esta figura donjuanesca (hombre, algo que es verdad) de vender su alma al diablo, por unos pantalones nuevos.
 
Por cierto, mi amigo Hilario se ha quedado con la cara de palo, con su IUUUU UY, tancredista, contemplativa, y fundamentalista. Ah y con el nº 2 fuera. Ya hablamos. Lástima Cristian.
¿Tiene ya para distraerse durante 4 años la Sra. Mestre, o tendremos que soportarla que nos diga que su cariño hacia nosotros es un cariño diferido y cospedaleño?
 
Gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible decir que un gobernante es inútil sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco. PERICH
Yo también soy culpable: Maestro Liendres                         
 
 
 
 

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