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Don Manuel
 
 
 
 
 
 
 
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15 de Abril de 2015
"A Don Manuel (López Vázquez), este pueblo, le levantó un busto y dio nombre a una calle, o estatua o agradecimiento, que visto el catálogo de los que hay en el municipio, no sé si es de tener en cuenta"
Tenía la consulta en el Carril de San Diego, cerca del almacén de Hilario, casi frente a un taller de confección en la esquina con la calle Fariñas, más lejos la carbonería, y más allá el almacén de Listán. Por el otro extremo, estaba el bar la Peña y aún más en dirección a la playa, la oficina de la ONCE cuando tenían menos números los cupones.
En dicha consulta, abigarrada de todo tipo de paisano/a, a todas horas, y sin cita previa. Lo más la criada (así se le ha llamado siempre), que se encargaba de poner sillas y orden. Alguna vez mientras esperaba mi turno, junto a mi madre, veía como se escapaba un momento de la consulta y subía a sus aposentos en el piso superior, 5 minutos máximo. También vi, como alguna persona, subía con un pollo, o con una caja de papas directamente a su casa. Porque no le cobraba a los que no podía, y estos tenían que agradecérselo.
Cuando te tocaba a ti, te abría la puerta, y te lo encontrabas tras sus gafas negras, y decía, vamos a ver qué te pasa, tú le contabas, y siempre se levantaba, te tocaba donde te dolía, te preguntaba, era parco en palabras, sin más medios que para auscultar y para tomar la tensión. Pero tú sentías su interés, y a pesar de que podía equivocarse, salías con un sentimiento de que no pasaba nada, de seguridad, te acompañaba hasta la puerta, siempre. Y ya tú te podías volver a tu casa a jugar o al colegio; a veces iba a las casas, con creo recordar, una vespa, aunque eso mejor lo podría ratificar su hijo Paco.

A Don Manuel (López Vázquez), este pueblo, le levantó un busto y dio nombre a una calle, o estatua o agradecimiento, que visto el catálogo de los que hay en el municipio, no sé si es de tener en cuenta.
 
Era la época de Don Rafael Rechi (Reig), de Don Segundo, de Miler, de los análisis de la capillita, Pero cuando alguien decía: Ha dicho Don Manuel que… eso iba a misa. Y tú lo creías.
 
Mi infancia corrió por esas calles, a la vez que la de su hijo Paco. Y después me lo encontré en el colegio, y en la vida. Buena gente, los genes supongo.
Y todo esto sale a colación entre mis recuerdos por culpa de mi amigo Hilario, contándome sus desventuras con el SAS, y con una lectura de Gregorio Marañón, sobre la cualidad de médico, que a continuación expongo:
“Pero el ser, en verdad, un gran medico es el amor invariable al que sufre y la generosidad en la prestación de la ciencia, que han de brotar en cada minuto sin esfuerzo, naturalmente, como el agua del manantial.. con la idea clavada en el corazón de que trabajamos con instrumentos imperfectos y con medios de utilidad insegura, pero con la conciencia cierta de que hasta donde no puede llegar el saber, llega siempre el amor”         
Y también lo que decía: *Juan Francisco Jiménez Borreguero, que escribió un libro sobre este médico humanista:
Debemos clamar y proclamar que la degradación del acto médico conlleva inexorablemente a la desvalorización de la salud,.. de la vida, y por ende de la propia dignidad humana.
 
Hoy en día, continúa produciéndose en España, la desvalorización del acto médico y la degradación de la relación médico-paciente, como consecuencia de la gestión política y electoral de la sanidad:
El tiempo asignado para atender a cada paciente, en las consultas de atención primaria, es de menos de 6 minutos, l, tiempo que no permite apenas ni mirar a los ojos del paciente o realizar una exploración física y anamnesis adecuada, (en el caso de los niños, es el tiempo que se tarda en vestir y desvestir a un bebé), tiempo reducido en el que hay que manejar además un disparatado y complejo programa informático  así como realizar otras tareas administrativas y extra médicas. Atendiéndose más de 40 o 60 pacientes,  a menudo de forma ininterrumpida.  
    
Aunque los políticos, que son los que gestionan la sanidad,  han trasladado a la opinión pública (votantes) que la calidad asistencial depende de la  puntualidad de la cita (hora y minuto), tratando de simular un trato personalizado.., se ocultan y silencian estos datos.
 
Esos minutos quedan reducidos aún más,  por la atención al ordenador, debiéndose utilizar programas informáticos que requieren al menos 10 minutos por paciente para ser manejados con seguridad, según los técnicos que los elaboran, asimismo durante ese "instante" de consulta, el médico  debe hacer labores administrativas, sobrecargado de burocracia inútil, y también labores de celador, controlando las salas de espera e interrumpiendo para ello continuamente la consulta para salir  a llamar cada vez a los "ya no pacientes, sino usuarios".
 
Todo ello da como resultado: la ausencia de tiempo real en la consulta para lo más básico de la relación médico-paciente: que es mirar al paciente, inspeccionarle, explorarle, diagnosticarle, controlar su tratamiento, explicarle..  curarle o aliviarle,  y por ello ser tratado con dignidad humana.
 
Forma parte de la obligación del médico denunciar situaciones que puedan atentar contra la salud de la población (sic): Plataforma 10 minutos.
Yo también : Maestro Liendres                          Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
 
 
 
 

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