"Desde el 82, que llegaron al poder los psoecialistas, el bien común lo diluyeron dentro del Estado del Bienestar a imitación del milagro sueco o nórdico, bienestar, como se ha visto, que han sido incapaces de sostener"
Daniel Lebrato.-No hablamos de la verdad de la historia sino de la propaganda de un régimen. Un régimen dictatorial, perverso, un mal régimen, puede tener hermosos principios y lemas. Es viejo truco que han usado dictadores ominosos para atraerse al pueblo o para amalgamar clases sociales y naciones. La distancia de la verdad de la historia a la mentira de la propaganda es parte de la hegemonía, concepto de Antonio Gramsci en 1926. Porque el poder no actúa solo por el control del Estado sino por la propaganda a través del sistema educativo, instituciones civiles y religiosas y medios de comunicación. La hegemonía consiste en la interiorización del poder por parte de súbditos que asumen de buen grado principios y lemas que no son suyos o incluso pueden ir en su contra.
Entre la carga de ideología del viejo régimen franquista, un principio y un lema eran objetivamente buenos: el bien común y el piense en los demás. Desde el 82, que llegaron al poder los psoecialistas, el bien común lo diluyeron dentro del Estado del Bienestar a imitación del milagro sueco o nórdico, bienestar, como se ha visto, que han sido incapaces de sostener. Perdida la educación en el bien común, las nuevas generaciones han crecido bajo el lema de sé tú mismo o sé quien eres, individualismo que nada tiene que ver con los demás.
Antes, los demás eran los próximos, los prójimos, ciudadanos a los que podríamos perjudicar con una mala acción, con un mal comportamiento cívico. Ahora, se piensa en los demás remotos: se piensa en las otras culturas o religiones, se piensa en los refugiados, se piensa en la migración, y al prójimo próximo, que le vayan dando. Es lo que ejemplifica el conductor solidario con Siria y miembro de varias oenegés quien en una avenida urbana que dispone de tres carriles en cada dirección va y deja su auto en doble fila en hora punta mientras él hace una gestioncita, total: si solo son cinco minutos. El bien común eran los tres carriles y pensar en los demás, no reducirlos a dos.
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