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Volviendo a la isla
 
 
 
 
 
 
 
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24 de Enero de 2021
Volver a lo antiguo
Gallardoski.Creo que somos miles, acaso millones, los que abominamos en silencio del telediario del mediodía el veintidós de diciembre de cada año.
La alegría de los premiados en el sorteo de la lotería de navidad, los cavas descorchados, el premio siempre muy repartido, la peña del bar que lleva media  vida jugando el mismo número y que por fin y que ya era hora…
Será la decepción y la envida tal vez de no haber acertado ni un número. Como Fernando Simón con las predicciones, con esa cara de perplejidad y de no haber dormido en un mes con la que sale por la tele.
Los deportes, desde que dejé de ser del Barcelona aquel que hacía poesía futbolística con Xavi, Messi y el bueno de Iniesta, no los soporto. Salvo que Rafael Nadal haya jugado uno de esas finales míticas. 

 

El tiempo, las mujeres y hombres del tiempo, clamando desde la pantalla que en verano hace mucho calor, las temperaturas más altas desde que hay registros , cada verano. Y en invierno un frío que te cagas. La nevada del Siglo, cada dos años, tampoco lo aguanto, qué le vamos a hacer. No tengo mucha paciencia.

Yo la información del tiempo me la saltaba en cuanto podía, a ella sí le gusta saber qué nos depara la meteorología, a mí no sé por qué no me gusta saberlo. Prefiero zapear y buscar en la televisión alguna película, generalmente mala, con la que zozobrar en el sofá hasta la hora de irnos a la cama, que nos da como un poco de apuro acostarnos a la hora de las gallinas. 

Los juicios y las redadas donde se trinca a los trincones de los partidos políticos me producían una suerte de cefalea moral. Los” yo no he sido” de sociatas, peperos y podemitas, una miaja de náusea. (No nombro a los de VOX, porque quiero que esta sea una columna aseada y no llenarla de pringue) 

Exceptuando a Mariano Rajoy encogiéndose de hombros y mirando al país como un marciano que acaba de bajarse de su nave y no entiende nada, el resto de la fauna política y politiquera me aburría. 

Rajoy, siendo un pájaro de cuidado, tenía ese gracejo suyo de presidente de casino de pueblo, que a mí me hacía mucha gracia. De sus políticas no va a decir uno lo que pensaba y lo que sufrió. Me refiero a su estilo; nada de las solemnidades por segundo de Pablo Iglesias, ni del mundo de colores que predice el señor Presidente, Sánchez, en cuanto se arreglen estos tres o cuatro asuntillos que le están jodiendo, pero bien, la legislatura al bucólico gobierno progresista. 

Reconozco que la crónica internacional me interesó muchísimo hasta que le dieron a Barack Obama el premio Nobel de la paz. Ahí, como Mariano Rajoy, le dije a ella que no entendía ya nada. Ni pío. 

No te cuento cuando ganó el concurso de presidente de los EEUU de América el Donald Trump. Ese día me borré de unos cuantos telediarios y asumí aquella sentencia tan bonita del grandísimo poeta Nicanor Parra: “América, donde la libertad es una estatua”

A mí, eso sí, me gustaba mucho ver a Evo Morales jugando una pachanga al futbito y propinándole una patada a uno del equipo contrario que le entró sin respeto ninguno. O diciendo que la ingesta de pollo podía volvernos mariquitas.

Y a Chávez mandado al carajo a los yanquis. Eso fue impagable. Sé que ninguna de estas dos anécdotas son representativas de lo que esos próceres hicieron por o contra sus pueblos, según se mire. Según se piense, pero es lo que recuerdo. 

Bueno también me acuerdo de que una vez me dijo un hombre rico de nuestro país al que le llevaba y la contabilidad: 

“Hombre, cómo no va a salir Chávez en Venezuela si tiene a todos los pobres comprados a base de darles casas y comida” 

Yo le dije que a lo mejor se trataba de eso, de darle a la gente techo y comida, pero el hombre rico de nuestro país me explicó que no tenían ni libertad ni nada, ni disfrutaban de un estado de derecho como el nuestro. Y yo, como era el que me pagaba mi estado de derecho y mi comida, le dije al señor rico de nuestro país que no me gustaba hablar de política en el trabajo. 

En fin, que a mí los telediarios me gustaban y aburrían a partes iguales.

 Las catástrofes aéreas; me aburrían. 

El reportaje sobre la España vaciada: me dormía directamente. 

Ariel Sharon imitando las maneras de la Gestapo en Palestina: me interesaba. 

Un facha asegurando que los de Mocedades o el Consorcio eran todos de la ETA; me aburría. 

Un referéndum en Cataluña: me interesaba (vaya usted a saber por qué) 

Una actriz del cine clásico que se había muerto: me interesaba. 

Almodóvar vendiendo su última película de colorines: me aburría. 

No sé si me estoy explicando. 

Bueno, a lo que íbamos. ¿Ah, pero ibas a alguna parte? Apostilla el listo. 

Pues sí, listo de los cojones, iba a que todo eso que antes me aburría/ me interesaba , lo echo de menos a estas alturas de la vida. Ojalá vuelvan ya esas oscuras golondrinas de los noticiarios, regresen los lugares comunes del telediario, las mujeres y los hombres del tiempo a sus asuntos y los políticos a sus parlamentos y no tenga yo, ni tenga nadie, que volver a escuchar:

-Curva ascendente

-Tasa de contagios

-Campaña de vacunación

-Uso de mascarillas

-El número de fallecidos aumenta de forma alarmante

-Ministerio de sanidad afirma que en los próximos días tararí tarará.

-Confinamiento total o perimetral. Que no tenéis cuidado, chavales. 

-Toque de queda. Ea. Por burros. 

-Comparecencia de Fernando Simón. (Lo mismo llega un día que no vaya nadie a escucharlo) 

Qué ya está bien la cosa. Salud, suerte y paciencia, compañeros y larga vida al rocanrol. 

 
 
 
 

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