José Segura.-Parece el argumento de un chiste de leperos. Dos submarinos representantes de las mayores armadas del mundo, y por defecto de los países más ricos del globo, colisionan en Finisterre. El hecho sucedido a principios de febrero no se ha dado a conocer hasta el 16 de este mes, como corresponde a la falta de vergüenza que ya aplican nuestros vecinos comunitarios en el terreno de la ecología sostenible.
¿No les da reparo alguno mover en secreto cabezas nucleares que pueden ser el pánico de todo el Atlántico? ¿Miedo a la nuclearización de Irán, teniendo a semejantes vecinos de reparto? Yo les metía a los gabachos y a los cangrejitos sus submarinos por salva sea la parte. Según se ve, la crisis no afecta al movimiento de armas de destrucción masiva con descaro y desparpajo.
A saber dónde habrían dado nuestros huesos en caso de explosión. Estamos a salvo de Bin Laden y de sus secuaces pero no miramos a nuestros vecinos: belicistas, catetos, chapuceros y con más peligro que un autista con la botonera de un tanque. Sólo ellos son los genuinos y auténticos Piratas del Caribe. Leperos sin fronteras. Va por ellos.
