Ellos y ellas, vascos y vascas, pobrecitos y pobrecitas, que ya tenían preparada una espléndida jubilación, sus hipotecas casi pagadas hasta la tercera generación, sus seguros y reaseguros, sus chaletes en Conil huyendo de esa querida patria en la que no se puede vivir… ¿Qué va a ser de ellos? ¿De sus ilusiones? ¿De sus esperanzas¿ ¿De su chulería? ¿Tu crees que su currículum les va a servir de algo ahora en “el resto” de España?

Es que no se da cuenta el Patxi de que la gente tiene familia, esposas, maridos, hijos que ahora se van a tener que acostumbrar a no entrar los primeros en los sitios, a no viajar en coche oficial, que hasta se van a quedar sin amigos, que nadie les va a querer hablar en las campas cuando lo del Aberri Eguna.

Lo dicho: ¡Patxi no tiene corazón, ni entrañas!. Hay que ver, decirles que no son una religión, ni un régimen…¡Ay. si hasta el propio Eguibar, con lo echao palante que es, estuvo a punto de soltar una lagrimita…!¡Esas cosas no se dicen, Patxi!. Al propio Lehendakari-en-funciones se le puso más cara de mosferatu de la usual, que ya es difícil, vamos, que parecía recién llegado de la mismísima Siberia.

…ni corazón, ni entrañas, ni caridad cristiana, lo único que tiene son los votos de los vascos y las vascas.
- ¡Pues vaya una razón!.
- Pues eso es lo que hay. Urkullu