He tenido una pesadilla, en la que aparecía una pancarta delante de una procesión, que decía: No al genocidio del SIDA. H.Hernandez.-Inmediatamente desapareció, retirada por los cuerpos de seguridad. En su declaración el portador, decía que protestaba, ante la iglesia católica, por promover el “no” uso del preservativo en África, y con ello la propagación de la enfermedad. Que la calle, es de todos y que, si él como ciudadano, tiene sus derechos los comparte voluntariamente con las procesiones, permitiendo el corte de calles, la cera en el suelo, el ruido de los tambores, la ocupación de las aceras, por respeto a las creencias de los demás o a la cultura popular.
Cuando desperté, y ojeando los titulares de un periódico cualquiera leí: Los obispos incitan a las cofradías, a manifestarse en contra de la ley del aborto exhibiendo en los pasos un lazo blanco. De repente se me vino el recuerdo de la pesadilla, pero ahora mismo no acierto a pensar claramente, porque se me confunden y entrelazan entre sí, quien respeta y quien ocupa el espacio individual del otro. No sé, creo que me estoy volviendo, cartesiano, queriendo encasillar conceptos, como respeto, cultura, civismo, en estos comportamientos.O ¿es la vejez?
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