Los jueces ¿son intocables? Manolo Gaitero Rosado.-Con demasiada frecuencia los jueces ocupan los titulares de los medios de difusión, y creo que, cuando se oye el vocerío de los militares o jueces, puede ser la señal de que la salud democrática se ha debilitado. El buen funcionamiento de ambos se manifiesta en que no son noticia. Si algun vocerío es saludable en democracia es el que proviene del pueblo. Y no solo cada cuatro años, cuando le llaman a depositar su papeleta electoral. En una sana democracia debe preocupar sobre todo, tanto silencio forzoso frente a la acción de la Justicia. Los jueces no pueden ejercer con limpieza su poder si no están sometidos, como lo está el Poder legislativo y el Gobierno, a la soberanía popular que permanentemente puede poner en cuestión sus decisiones.
En las entrañas del pueblo pervive una fuerza incontenible que no puede ser institucionalizada, ni controlada por los que ejercen el Poder. Esta es la fuerza de la verdad, que no posee nadie en exclusiva, y solo algunos se atreven a recogerla y aunque no es suya, tienen el valor de gritarla a quienes se creen impunes y piensan que sólo deben rendir cuenta a su conciencia. A estos hombres que no se deben ni al poder civil, ni religioso, el pueblo judío les llamaba en la Biblia “profetas”. Ellos velan, sobre todo, en favor del pueblo, para que los jueces cumplan con su obligación de defender el derecho. Recuerdan a los jueces sus obligaciones, descritas en el libro del “Deuteronomio”1, 17... Les dice: “Cuando juzguen, no se dejarán influenciar por persona alguna, sino que escucharán lo mismo al pobre que al rico, al poderoso que al débil y no tendrán miedo de nadie” Y más adelante añade: No torcerá el derecho, ni te fijarás en la condición de la persona. No aceptarás regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios... Los profetas permanecieron siempre muy atentos a la acción de los jueces y no dudaron en acusarlos de “tirar por el suelo la justicia” y de “odiar al que defiende al justo en el tribunal y aborrecer al que dice la verdad” Los llama, “opresores de la gente buena, que le exigen dinero anticipado y hacen perder su juicio al pobre en los tribunales..” ( Amós 5,10 ) Sin duda, las democracias modernas aún tienen mucho que aprender de la historia del pueblo judío, que pese a muchos errores, como todos los pueblos de hace miles de años, tuvo una legislación y unos guardianes,-los profetas,- que no pudieron domesticar, ni los halagos ni los intentos de soborno del poder de turno. Conclusión:en el pueblo de Israel 500 años antes de Cristo, los jueces no eran intocables.
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