"No teníamos bastante con los cohetes a altas horas de la madrugada, que encima tenemos que honrar a la Virgen del Carmen a costa del sufrimiento de los animales."

José Luis Zarazaga Pérez.- Sugestivo título para este pequeño artículo, precisamente cuando ha ocurrido  esta mañana, tan luctuoso suceso, aunque podemos llegar a estar un tanto de acuerdo, en que todo el que se mete en semejante fregado tiene alma de suicida.    Nuestro país está plagado de tradiciones, las cuales escudándose en un santo cualquiera, tienen por norma el mayor de los maltratos hacia los animales, y claro está el invento de San Fermín, no iba a ser menos.    

San Fermín de Amiens, misionero cristiano, primer obispo de Amiens, cuya iglesia construyó. Fue decapitado a los 31 años de edad. Es patrón de Amiens, Lesaca, y copatrón de Navarra  junto con San Francisco Javier.    

Según la leyenda, nació en Pompaelo (la actual Pamplona), hijo de un senador pagano de nombre Firmo, un alto funcionario de la administración romana que gobernó Pamplona en el siglo III. La predicación de san Honesto, quien había marchado a la península tras ser milagrosamente liberado de su prisión en Carcassonne, conmovió a sus padres, quienes sin embargo no se convirtieron hasta oír a san Saturnino de Tolosa.

El santo habría bautizado a Fermín y a sus padres en el lugar que hoy se llama popularmente Pocico de San Cernin.Bajo la tutela de Honesto el joven Fermín aprendió la religión y el arte de la prédica. A los 18 años fue enviado a Tolosa, donde sería ordenado. Tras predicar en Navarra, marchó a Francia, donde se asentó en Amiens. Habiendo organizado la construcción de la iglesia local, fue nombrado obispo a los 24 años. La oposición oficial a la doctrina cristiana le granjeó la cárcel, donde, tras negarse a cesar su prédica, fue decapitado.   

Hasta aquí todo correcto, un santo más con el que embaucar y aflojar los bolsillos del pueblo, y es curioso hasta en nuestra localidad existe un San Fermín, lo que no llego a entender en este caso es como a nuestra Unión de hermandades no le ha dado por sacar dicho santo a la calle, con lo que les gusta pasear una figurita, va y se les pasa el 7 de julio. Ver para creer, en fin se puede definir como otro caso de Expediente X en Sanlúcar.   

Esta vez ha sido el  turno  de Capuchino, noble animal, al que yo por supuesto no tendría la osadía de ponerme delante. Capuchino acaba de pasar a la historia y ya ha sido tildado  de toro asesino. Espero que mis sufridos lectores me permitan una pequeña aclaración: “Dicho animal estaba hace unos días tranquilo en el campo, no creo que supiera lo que le iban a hacer, fue acorralado y subido a un camión, encerrado en los toriles de la Plaza de Toros de Pamplona y unas vez suelto y aterrorizado, era humillado por una multitud vociferante que corría a su alrededor.

Eso es el mayor de los maltratos y lógicamente lo que hizo fue defenderse”.    ¿Por qué en las fiestas españolas, y Sanlúcar no es una excepción, tenemos que unir, violencia, barbarie y sangre?   He tenido el privilegio de estar bastantes veces en Navarra, he estado en las fiestas de San Fermín, no he visto ningún Hemingway, solo he visto lo que se ve en todas las fiestas: “botellonas salvajes y crueldad con los animales.”  No sé si a eso hay que llamarle tradición o religión.   

En el momento en que su desarticulista escribe esto,  Capuchino, estará siendo víctima del mayor de los abusos, le estarán clavando banderillas y picando su cuerpo, mientras una multitud enfebrecida por el odio, cual Circo Romano, gritará enfervorizada ante cada muestra de sufrimiento de un animal noble que nunca entenderá cual es el crimen que ha cometido para recibir semejante tormento.  

Por supuesto no todo es Pamplona, podemos mencionar también el tan conocido  como  Toro de la Vega, en Tordesillas, donde se asiste, probablemente, a la más cruel matanza a la que se somete un animal en nuestro país. En esta localidad es costumbre matar a los toros con lanzas y arrancarle los testículos como ofrenda a la Virgen de la Peña. Bonita ofrenda, lo que me faltaba ver, se le ofrecen los cojones a la virgen, y digo yo para que cojones querrá dicha parte de la anatomía  la Virgen de la peña. No sé si aquí en Sanlúcar por las Fiestas de la Caridad se les ocurrirá  llevar como ofrenda los testículos a la virgen. Bueno todo es posible.   

Nuestro país dedica a dichas barbaridades  564 millones de Euros al año. Dicha cantidad de dinero se podría emplear, entre otras cosas, en subvencionar a las familias que sufren problemas económicos, sobre todo ahora, en tiempos de crisis, o ayudas a la vivienda (que supone, en la mayoría de los casos, mucho más que el 50% de los ingresos generales de un hogar corriente). Pues no! Estamos obligados a dirigir 564 millones de Euros al maltrato animal, queramos o no.   

Volviendo a nuestra localidad, se acaba de poner en marcha otra nueva barbaridad, como dirían en el pueblo “éramos pocos y parió la abuela”, alguna cabeza pensante, de esas que adornan nuestro pueblo se le ha ocurrido la feliz idea de crear la tradición de la corrida de toros de la Virgen del Carmen. Volvemos a unir religión y barbarie. No teníamos bastante con los cohetes a altas horas de la madrugada, que encima tenemos que honrar a la Virgen del Carmen a costa del sufrimiento de los animales.    

Quisiera dirigirme desde esta tribuna, que es Sanlúcar Digital, a nuestros ediles gobernantes  y  atendiendo a  las competencias que les otorgan sus funciones para las que fueron elegidos, para presentar y declarar mi total rechazo y desagrado al tener muy claro el que, con mis impuestos, colaboro directa e indirectamente con la actividad taurina, o mejor dicho con la barbarie y el maltrato animal subvencionado por los poderes públicos.     

 Mediante el  presente ruego pretendo obtener una respuesta satisfactoria en tanto los contribuyentes, al igual que tenemos libertad religiosa,  podamos optar por ejercer o no nuestros aportes a esta actividad, declarándome en total desacuerdo con que el  Ayuntamiento o cualquier organización pública y estatal, gubernamental o legislativa, realicen aportes económicos que sólo colaboran al embrutecimiento de nuestra sociedad, ya sean los espectáculos taurinos como cualquier otro tipo de actividad, donde además y empeorando la situación, se establezca como forma de divertimento un espectáculo donde se maltrata a un animal.   

Hoy he podido comprobar que San Fermín es un fraude y si no me creen pregúntenle al que se llevó el toro, los Santos que se sacan todos los días en nuestra localidad, tampoco van a hacer un milagro y un milagro es el que va a necesitar San Antonio para salvar la TDC, y espero que no se le ocurra convocar un festival taurino con dicho fin.   Lo siento, Antonio, los milagros no existen, la brutalidad y el maltrato con los animales sí.   

Para finalizar propondría que celebráramos en nuestro pueblo las fiestas de San Fermín, esto para que vean nuestros ilustres capillitas que no soy tan malo con ellos, eso sí, en vez de maltratar animales podríamos cambiar los toros por una buena  Fiesta de la Tomatina y fomentamos así uno de los productos estrella de la agricultura.   Imaginen ustedes la escena. Día 7 de julio, puerta principal del Palacio Municipal, a las ocho de la mañana se abre, mientras una multitud espera la salida de toda la corporación para correrla a tomatazos por su buena gestión, hasta la Plaza del Cabildo. ¡Guardadme sitio que me apunto!   Espero sepan perdonarme, pero se trata de acabar con el maltrato animal y seguro que dicha Tomatina se convierte en Fiesta de Interés Turístico Internacional.