“Cafre: Hijo de la gran puta, con todas las letras, que pulula por nuestra localidad y que se dedica a destrozar sin miramiento todo lo que es equipamiento público y en su caso privado.” José Luis Zarazaga Pérez.- Hoy en día encontramos términos lingüísticos que se utilizan poco en el habla coloquial, pero que en nuestro pueblo siguen estando tristemente de moda. No se trata aquí de que se esté elevando el nivel cultural de los habitantes de nuestra localidad, se trata simplemente del uso que se le da al vocablo “Cafre.”
La Real Academia Española de la lengua lo define con los siguientes términos. “Bárbaro, cruel, zafio, rústico”, en nuestra localidad lo podemos definir como inútil y analfabeto que no tiene otra costumbre que divertirse haciendo daño y rompiendo todo lo que tenemos que pagar el resto de los ciudadanos. En México se designa con dicho vocablo a cualquier bestia, digámoslo así, que conduce cualquier vehículo infringiendo la normativa vigente en materia de tráfico. No voy a dar ejemplos ya que Sanlúcar es cúmulo de virtudes en dichos aspectos y ya se sabe que cuando llega el verano todo vale. Me pregunto yo: ¿Qué pensarán los minusválidos cuando ven que los pasos habilitados para ellos en la Calzada son utilizados para cruzar las motos de un vial al otro sin mirar siquiera si hay peatones en dicho paseo?, o mejor podríamos preguntar ¿qué gracia les hace encontrar aceras y plazas públicas ocupadas por los coches sin ningún miramiento? Que conste que la palabra cafre en este caso va también dirigida a ese turismo de elite que nos deleita todos los veranos con el traslado residencial de las 3000 viviendas a nuestra localidad. Pero volviendo a la raíz del vocablo, podemos comentar como en Cuba se utiliza dicho término para referirse a una persona mala, delincuente, de mal quedar etc., a lo que también añaden que se refieren a una persona de baja capacidad intelectual, a la cual le es difícil aprender nuevos conocimientos o cualquier materia, es decir es sinónimo de bruto o burro. En nuestro pueblo me quedo con esta última acepción, aunque debo de aclarar que la sociedad protectora de pollinos ha encontrado un filón en nuestra localidad, lástima que dichos animalitos, con perdón, no están en peligro de extinción. Para finalizar y no extenderme, yo quisiera volver a aclarar el significado de la palabra cafre en nuestra localidad y creo que dicho término es que le viene al pelo a estos elementos: “CAFRE: Hijo de la Gran Puta, con todas las letras, que pulula por nuestra localidad y que se dedica a destrozar sin miramiento todo lo que es equipamiento público y en su caso privado.” Pido perdón por la expresión un tanto malsonante, pero es que uno no aguanta más viendo lo que está invirtiendo nuestro Ayuntamiento en equipamiento público y que al día siguiente aparece roto o quemado. Díganme ustedes si no es de cafres haber quemado cinco urinarios portátiles de los que están instalados en la zona conocida como botellódromo, o también lo que me ha comentado una persona de los servicios de limpieza Dicho trabajador me decía que ya habían quemado varias papeleras de las que se instalaron el viernes pasado, o no es menos cafre el mal nacido que arranca los tramos de barandilla del Paseo Marítimo pudiendo así provocar un accidente. Siempre se les tira todas las culpas a los trabajadores municipales y lo único que hacen es intentar cumplir con su trabajo. Si nuestro Ayuntamiento intenta cumplir con sus obligaciones, no es de recibo que todo lo que se mejore en nuestra localidad sea desbaratado en un momento por esos impresentables que visto lo visto, tienen que estar acostumbrados a vivir en una cuadra. Me duele una barbaridad que se suban los impuestos, pero lo que más me duele es que se tengan que subir porque ciertos cafres que no conocen la palabra público y que no contribuyen a nada destrocen inmediatamente lo que es de todos. En fin, como diría el eslogan de nuestro Ayuntamiento: “Sanlúcar no se lo merece”.
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