Llevan  más diez años especulando con el dinero de los impositores o pidiendo créditos en Europa, para dedicarlos ha invertir en el mercado especulativo, así les ha ido, están al borde de la quiebra, y se han olvidado de su objetivo fundacional “lo social”, para eso son entidades sin animo de lucro.

Fernando Hernández. Da cierta repugnancia escuchar al presidente de las Cajas de Ahorro hablar de la necesidad de celebrar elecciones anticipadas, lo que nos faltaba que sean ellos, parte de los que nos han metido en esta crisis los que decidan la fecha de las elecciones. En vez de reconocer que están al borde la quiebra y que ha tenido que acudir el Gobierno para que les eche una mano con el dinero de todos, tiene el atrevimiento de deslegitimar lo que los ciudadanos han decidido en las urnas. 

En vez de reconocer que se han dedicado durante los últimos años a obtener beneficios con la misma lógica que los bancos privados, anteponiéndolo a su objetivo fundamental para lo que fueron creadas, que no es otro que contribuir al desarrollo económico y a la creación de riqueza, y no ha destinar el ahorro de sus impositores al espacio financiero especulativo y no al productivo.

Las Cajas de Ahorro en Sanlúcar representan más del 60% del dinero y el ahorro de los sanluqueños. Todos sabemos de las grandes necesidades de la ciudad, y por eso las Cajas de Ahorro, como entidades financieras sin ánimo de lucro, deben jugar un papel decisivo para facilitar la realización de proyectos socialmente necesarios. Las Cajas en su origen han sido los instrumentos de ahorro de las capas más desprotegidas de la sociedad, pero en los últimos tiempos su operativa ha sido la misma que la de los bancos, ganar dinero como sea y con gran frenesí especulativo financiero y no de economía real. Las Cajas deben ser la cara amable del dinero, que acompañan a lo largo de la vida a las familias, en todas sus necesidades cotidianas.   

En los últimos años han dedicado la mayoría de sus recursos a promocionar y financiar al sector inmobiliario, la mayor parte a manos de promotores, y ahora se han tenido que quedar con todas la viviendas construidas o medio construir, en vez de poner sus recursos en manos de emprendedores jóvenes, mujeres o colectivos más desfavorecidos que pretenden montar una empresa, pero al contrario, les están poniendo todo tipo de trabas e impidiéndole salir del desempleo. Este debe ser el momento en que las Cajas de Ahorro asuman más intensamente su responsabilidad de servicio a la sociedad y, especialmente, a los colectivos más desfavorecidos, no sólo a través de  Obra Social, sino a través de un funcionamiento más coherente con los objetivos con la que se fundaron.

Se echa de menos programas solidarios ante la situación de crisis, en los que se incluyan medidas financieras y económicas para los clientes de las Cajas, y que consistan en ayudas directas a las familias más necesitadas, dar facilidades de pago y reducir la carga financiera de pequeños comercios,  autónomos, artesanos y agricultores.

Medidas para las familias, como la adaptación de las cuotas a las posibilidades reales,  ampliación de los prestamos personales e hipotecarios a más años. Moratoria en los compromisos de pago a las familias con mayor precariedad económica por disminución de ingresos, como los producidos por una situación de desempleo. Y porque no, ayudas directas para las necesidades básicas de las familias con escasos ingresos y que tenga la hipoteca habitual en las Cajas. 

Y medidas para autónomos, pequeñas empresas y otros colectivos, ampliándoles los  plazos de amortización de sus préstamos a más años, hasta que la situación mejore. O medidas de reestructuración de la carga financiera, apoyando con líneas de microcréditos y estimulando las ventas con promociones  sin intereses para las compras efectuadas con tarjetas de las Cajas, sin coste para el comercio ni para el titular de la tarjeta, sino con cargo a la cuenta de resultados de las Caja.

En estos momentos difíciles tienen que dar la cara, nos se trata de regalar nada, ni tienen que sustituir la responsabilidad de otras instituciones, sino de dar vida y tranquilidad en unos momentos difíciles y devolver parte de lo que obtienen en las zonas en las que están implantadas. Tienen que hacer un esfuerzo, aunque ganen un poco menos y debe primar en ellas, más el beneficio social que el puramente monetario.

Las Cajas deben ser decisivas, con sus inversiones en estos momentos, apoyando aquéllos sectores prioritarios que puedan crear empleo. Y debe ayudar a los colectivos más desfavorecidos, colaborando con las administraciones en el fomento del empleo y la formación, financiando o cofinanciando proyectos con los Ayuntamientos para poder paliar la situación de muchos desempleados. No digo que en Sanlúcar, sigan con los folletitos y otras actividades culturales, pocas, sino que se centren en lo fundamental, en ayudar a quienes más lo están necesitando en estos momentos: los parados.

Alguien que lea esto dirá: ¡que los políticos están representados en los Consejos de Administración de las Cajas!, por eso lo recuerdo, para que sean reivindicativos en los mismos y logren que cambien la estrategia