06 de Octubre de 2009 |
En Sanlúcar no todo es feria, romerías y cachondeo, que aquí donde el Guadalquivir nos limita y las casas ilegales nos agobian también hay mucha gente válida que sabe hacer las cosas muy bien. Cuando todavía suenan los ecos de la tarde más larga del olimpismo español, el Comité Olímpico repara las heridas que una injusticia ha dejado en el proyecto español. Gallardón se pregunta como una ciudad como Río de Janerio, con serias limitaciones de crecimiento urbanístico al estar rodeada de mar y al pie de las montañas puede albergar unos juegos.
Lisavesky lamenta que un país como Brasil con la renta percápita más baja de las potencias emergentes se haya llevado el gato el agua, mientras que Samaranch no comprende como se van a financiar los juegos mas caros de la historia en una de las ciudades más inseguras del mundo. Ante tanto desatino, y cumpliendo con aquello de que detrás de una tempestad siempre viene la calma, en Sanlúcar hemos tomado buena nota de lo sucedido y nos hemos puesto manos a la obra, si Río cumple con las exigencias de CIO, Sanlúcar puede cumplirlas de igual modo, y sino fíjense en las coincidencias. Rio, no tiene hoteles suficientes y tendrá que contar con barcos para albergar las 8.000 camas que necesita. Sanlúcar tampoco los tiene y puede contar con 8.000 camas en tiendas de campaña. Río tiene una de las rentas per cápita más pequeñas, Sanlúcar cuenta con la más pequeña de España. Río tiene una las economías emergentes más importantes del mundo, Sanlúcar una de las economías sumergidas más importantes del mundo. Río, está limitada para su crecimiento urbanístico, Sanlúcar también. El Guadalquivir y el Parque Natural de Doñana hacen de barrera natural, mientras que las miles de casas diseminadas como una corona al rededor de todo el término municipal hacen imposible un correcto desarrollo urbano. Río, tiene serios problemas de seguridad, Sanlúcar los tiene para mantener a raya a los que utilizan los contenedores de basura para contener otras basuras. Las instalaciones deportivas de Río no se han comenzado, en Sanlúcar tampoco. Aunque aquí la gran gestión del Comité Olímpico Sanluqueño convencerá al mundo de que un pequeño arreglo del Palmar lo convertirá en Estadio Olímpico, y que un lavado de cara al pantalán del Real Fernando bastará para saber que estamos ante la zona de atraques para los hoteles flotantes. Pero la única coincidencia real entre ambas candidaturas la encontramos en sus gentes. La samba brasileña forma parte del carácter de un pueblo que ha sido históricamente maltratado, vejado e incluso vilipendiado hasta el momento en el que los propios brasileños han dicho basta. Su carácter extrovertido, rumbosos y ciertamente alegre, se ha confundido con el de un pueblo de flojos y maleantes. En Sanlúcar nos ocurre en cierta medida lo mismo, nuestra forma de ser un poco desprendida, apegada a las tradiciones folclóricas y sobre todo la buena gastronomía, han ido creando un mito a nuestro al rededor que incluso forma parte de nuestro intelecto, es como si ya viniéramos de fábrica con este pasotismo por las cosas que realmente son importantes, y un fervor irracional por los festejos de toda índole. Río ya tiene su oportunidad para decirle al mundo que no todo es samba, sol y ron en sus calles, Sanlúcar deberá buscar una de estas opciones para dar un paso adelante aprovechando el impulso institucional para decirnos a nosotros mismos que en Sanlúcar no todo es feria, romerías y cachondeo, que aquí donde el Guadalquivir nos limita y las casas ilegales nos agobian también hay mucha gente válida que sabe hacer las cosas muy bien.
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