Indecente es que se filtre un tema tan importante como la inhabilitación de Antonio Prats a la prensa sin haber tenido la decencia de comunicárselo previamente.

José Luis Zarazaga.-Terminadas las cortas pero fructíferas vacaciones y una vez renovado el contrato de este su humilde desarticulista con Sanlúcar Digital, no le queda a uno más remedio que comentar lo que piensa en estos momentos. Cierto, que internet me ha permitido en todo momento estar al día de todo lo que sucedía en nuestra localidad y a la única conclusión que uno ha llegado, es que debemos de hablar hoy de la indecencia.   

No voy a comentar la indecencia manifiesta de nuestro gobierno que intenta maquillar una brutal subida de impuestos, ni tampoco voy a comentar como los sindicatos, tal como tienen por costumbre, han pactado una subida que deja encuero al trabajador público, a la vez que hacen mutis por el foro viendo las barbaridades que se cometen con nuestros pensionistas.

Eso sería demasiado largo y no es Plan E.   Por desgracia para nuestra localidad, la indecencia es una actitud que está de moda, no solamente entre los políticos que nos gobiernan, sino que es una enfermedad que se extiende como la grama por todos los estamentos.    Indecente es lo que cobran algunos asesores en comparación con lo que cobra cualquier viuda de nuestra localidad.  

Como indecencia se puede definir la colocación de amigotes en cargos de asesoría, con sueldos que ya desearía cualquier técnico cualificado, unamos a esto la incapacidad manifiesta ya que ni siquiera son capaces de ejercer la función para la que han sido nombrados a dedo y hayan convertido las contrataciones de algunas Empresas Publicas en el Corral de la Pacheca. Amiga Irene, en este punto admito que cercenar a veces es la mejor de las curas.   Indecente es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo. Visto esto, no es de extrañar las constantes meteduras de pata de nuestros políticos locales.    

De suma indecencia es que se utilice a los medios de comunicación para vendernos constantemente la burra. Vamos que se piensan que aquí todos somos tontos. Me pregunto: ¿Cuánto gasta nuestro Ayuntamiento en el servicio de prensa?, ¿y en campañas publicitarias? Seguro que una suma bastante indecente.  Indecente es que se diga que se va a subir el agua cargando el coste en la cuota fija, ya que así el reparto del gasto es más equitativo. ¿Curioso, no?, se prima el despilfarro ya que no se potencia con dicha medida el ahorro, anda que se ha lucido la nena.  

Indecente es que se nos diga que se va a limpiar la playa durante todo el año, pero no se mencione que continúan los salideros de aguas residuales, lo siento pero eso no cuela, es como querer tapar la mierda con perfume.    Indecente es que se filtre un tema tan importante como la inhabilitación de Antonio Prats a la prensa sin haber tenido la decencia de comunicárselo previamente. Más que indecencia denota una falta total de ética periodística.   Indecente es la actitud del resto de la oposición, que aparecen por los plenos según les sople el viento.  

Indecente es que se nos intente hacer creer que la demolición del Mercado de Abastos es una reforma que mejorará el entorno de las Covachas. Ciertamente tengo que admitir que van a dejar el nuestro patrimonio convertido en una verdadera covacha. En este caso es la mayor de las indecencias no escuchar al pueblo que pide todo lo contrario.  

Indecente es la actitud de mis amigos los ecologistas que callan viendo como se destruye todo nuestro patrimonio natural. Yo sería un indecente si pensara que callan porque han recibido la prebenda en forma de local, como creo que no lo soy, pues no lo pienso.   

Para finalizar y no extenderme, yo diría que mentir por costumbre es la mayor de las indecencias, mira que decir que este año no se suben los impuestos. Antonio te tendré que dar las gracias por informarnos de los costos del nuevo cementerio, menos mal, ya puedo gritar: ¡No tengo donde caerme muerto!   

En fin, ante semejante panorama, gritó la marquesa “cojones”, poniendo las tetas en lo alto de la mesa. Y digo yo: no hay nada más que hablar.