La actualidad es la corrupción, la falta de ética política y empresarial. Pero lo más preocupante es la resignación ciudadana, donde nos encontramos con ciudadanos desmotivados y desafectados de los asuntos públicos. 

Fernando Hernández.-.Preocupante es que la sociedad no reaccione contra la corrupción, y no lo hace porque se admite cierto grado de corrupción en el ámbito cercano, ya sea en  las organizaciones políticas o en las empresas. Está muy extendida la creencia de que la corrupción es inevitable. Porque muchas instituciones y organizaciones tienen muertos escondidos, y muchos respiran aliviados cuando se hablan de otros y no de ellos, por eso, no se atreven a decir demasiado. Esta resignación ante la corrupción, produce abstención y que se desprestigien las instituciones y las empresas. 

Todo esto, ocasiona desastre social, por que la corrupción en cualquier ambiente tiene efectos perversos, ya que se privilegian  a unas personas frente a otras, generando exclusión y socavando la confianza en instituciones y  personas.

Estamos viendo que el poder corrompe, por lo que es más necesario que nunca, que la gente que tenga poder, tenga también ética. Es fundamental que la ética llegue al poder político y económico. Se están llegando a limites peligrosos desde posiciones de poder, con la obsesión de recabar votos y maximizar beneficios empresariales, que hacen que algunos poderosos cometan irregularidades fuera de toda ética, poniendo en peligro la creencia en la democracia, porque se les está exigiendo muy pocas responsabilidades, y es aquí, donde los ciudadanos deberían ser más reivindicativos. Desconfianza hacia los políticos, porque se está despreciando unos de los principios de la democracia que es el protagonismo de los ciudadanos.

Los ciudadanos tienen que darse cuenta de que la democracia es el gobierno del pueblo y que los políticos tienen que ser gestores de sus sugerencias,  sus proyectos y  sus ilusiones. Y cuando se producen casos de corrupción del tipo que sea, los políticos tienen que reaccionar rápidamente, identificando al culpable y exigirle que asuma su responsabilidad, de manera contundente. Por que sólo así, se podrá salvar el honor de los partidos y las instituciones.   

En la coyuntura económica y social en que nos encontramos, los políticos tienen que buscar más justicia social, tiene que volver a valores originales, básicos, para hacer a los ciudadanos más libres y protagonistas. Ahora es el momento de apostar fuertemente por lo social. ¿Que nos endeudamos? ¿Es que no se endeuda un ciudadano con el 40% de su salario durante 30 años para comprase una vivienda? ¿Por que no pueden endeudarse las instituciones en momentos como este? Es necesario, por las personas que más lo necesitan.

Unos ciudadanos sin unos ingresos mínimos, sin educación o atención sanitaria, no es un ciudadano libre, mal pueden formarse su propia conciencia y expresarla. Porque los derechos civiles y políticos tienen que venir reforzados por los económicos, sociales y culturales. Y nos haremos más libres, dejando de ser  ciudadanos súbditos, siendo verdaderos ciudadanos con voto, pero sobre todo, con voz.