No sé si fue San Lucas quien dijo: “Los hombres son como las tumbas, blancas y encaladas por fuera, pero podridas por dentro”, pero si no se escucha el clamor del pueblo será un perfecto reclamo para el nuevo mercado de Abastos.

José Luis Zarazaga Pérez.-Aunque  parezca un tanto extraño, ya que este humilde desarticulista se define como ateo y     republicano convencido, no dejo de esperar con ilusión desmedida tan señalada fecha del calendario. San Lucas, patrón de los médicos y cirujanos. Ahora comprendo porque es también patrón de nuestro pueblo, ya que va a hacer falta todo el colegio de médicos para extirpar el cáncer que aqueja a todo lo que suene a política local.  

Bromas aparte, ya que los galenos que hemos tenido al frente lo único que han sabido es tratar al enfermo con sangrías practicadas con sanguijuelas, dicha fecha me llama la atención, porque siempre que se acercaba dicha festividad saltaba la noticia, y no era precisamente la campaña “Compra en Sanlúcar”, a la que todo el mundo contestaba “y una mierda”.

Octubre, mes en el que se celebra la festividad de  San Lucas siempre ha dado pie al cotilleo político, habría que  recordar la ruptura del pacto Partido Andalucista -Partido Popular, que condujo a la ruina a nuestro pueblo; el tan debatido caso Sanlúcar y así un largo etc. que sería muy arduo de contar.    No sé que tiene este mes, y aunque este año parece que estamos en calma chicha, es sorprendente que hace escasas fechas que saltó la inhabilitación de Antonio Prats, Aula Gerión está en pie de guerra y por último nace una plataforma que quiere reflotar el Partido Popular.   

Sobre el tema de Antonio Prats ya está todo dicho: “cría cuervos y te sacaran los ojos”, no hace falta mayor explicación. Sobre la actitud de intransigencia que se está manifestando ante las propuestas de Aula Gerión, pediría a nuestros políticos locales que lean a San Lucas ya que este nos muestra  a un Jesús que prefiere siempre a los pequeños, a los pobres  a los pecadores y a los enfermos. ¿Acaso nuestro pueblo no está enfermo?, ¿o es que nuestros políticos cuando alcanzan el poder enferman de prepotencia  y soberbia?  

No sé si fue San Lucas quien dijo: “Los hombres son como las tumbas, blancas y encaladas por fuera, pero podridas por dentro”, pero si no se escucha el clamor del pueblo será un perfecto reclamo para el nuevo mercado de Abastos.  Tampoco  sabía que San Lucas iba a ser también patrón de los náufragos. Con perdón y espero que nadie se enfade, más que una plataforma de refundación del partido Popular, lo que veo ahí es la Balsa de la Medusa. Ya es tarde para hablar de dignidad  e intentar mantenerse en la balsa devorando  cadáveres. San Lucas practicó la humildad, parece que no habéis aprendido ya que la mejor penitencia hubiera sido la dimisión de todos vuestros cargos. Lo siento, para obtener credibilidad no es suficiente con cambiar el collar también hay que cambiar el perro.   

Bueno no me extenderé más, pero espero que algún día nuestros políticos locales, influidos por la nobleza que infunde la noble profesión de la medicina, tengan a bien establecer una especie de juramento hipocrático como el que sigue:

“En el momento de ser admitido como miembro de la profesión política, ante el pueblo que me eligió,  juro que:

1º.- Consagraré mi mandato al servicio de pueblo.

2º.- Guardaré a los ciudadanos el debido respeto y gratitud

3º.- Practicare el cargo para el que he sido elegido con conciencia y dignidad.

4º.- El bienestar de mi pueblo será el objetivo prioritario de mi trabajo.

5º.- Respetaré todas las opiniones que me sean confiadas.

6º.- Considerare a los ciudadanos, votantes o no, como a mis propios hermanos y no formularé  a la ligera juicios que pudieran lesionar sus intereses legítimos.

7º.- No permitiré que intereses religiosos o políticos atenten contra el bienestar de nuestro pueblo.

8º.- No prestaré colaboración alguna a aquellos grupos locales que pretendan degradar y coartar la libertad de expresión y el derecho a la objeción.

9º.- Guardaré el máximo respeto a los dictados del pueblo y no practicaré, colaboraré ni participaré en acto o maniobra que vaya en contra de la voluntad manifestada en las urnas.

10º.- Mantendré la noble tradición de no abusar de la falsa publicidad y de mantener unos honorarios adecuados al cargo.

11º.- Procuraré mantener mi honradez y dignidad en los niveles que me fueron marcados, ejerciendo el cargo con humildad y seguridad.

12º.- Si por cualquier motivo perdiera dichas facultades y no abandono el ejercicio de la política voluntariamente, pido a mis compañeros de partido que me obliguen inmediatamente a hacerlo.

13º.- Hago estas promesas solemne y libremente, bajo Palabra de Honor, en memoria de todos los que creen  o han creído con su voto en el honor de los políticos y en la ética de sus actuaciones”

¡A que queda bonito!; ¡Lo bonito sería que se cumpliera! Amen.