Si un mercado debe definirse solamente por su funcionalidad atribuida a un concepto de modernidad, pediría que se declare Bien de Interés Cultural con Categoría de Monumento, El Corte Ingles de Cádiz.   

José Luis Zarazaga.-Este humilde desarticulista, siempre ha tenido por norma el pensar, que muchas veces los árboles acaban por impedirnos ver el bosque. Actualmente en nuestra querida localidad asistimos a una de tantas polémicas a las que se nos tiene acostumbrado y que no es nada más y nada menos que el enfrentamiento “estructura del Mercado Tradicional, versus estructura de Mercado Moderno”.   

No pongo en duda que el Mercado de Abastos necesita una reforma urgente y en profundidad, lo que no comparto es que se incida sobre los valores comerciales, afirmando de forma tajante que el edificio no tiene valor histórico artístico.  

Dentro del respeto que me merecen los profesionales de la Antropología moderna, tengo que comentarles que un árbol por sí solo, solamente es un árbol y que un conjunto de árboles puede conformar un bosque.

El edificio del Mercado de Abastos por si solo pudiera ser un edificio huero, pero me pregunto: ¿se ha mirado la estructura que conforma dentro de un conjunto más amplio?    El nuevo mercado que se proyecta, debería de diseñarse desde una filosofía que rememore el pasado, pero que encuentre acomodo en la modernidad de hoy, respondiendo así a las previsibles necesidades de nuestro futuro comercial.  

El concepto de Mercado de Abastos, lleva ya muchos años definiéndose por una constante decadencia, pero no debemos de achacar todos los problemas a la estructura. Digo yo: ¿acaso no hemos encontrado alguna vez una nuez limpia y lustrosa por fuera, y al abrirla la hemos encontrando podrida por dentro?  El Mercado no es patrimonio de unos pocos comerciantes, es un patrimonio del pueblo y creo que es suficiente aval el que haya 5000 ciudadanos preocupados por dicho tema.  

 Podemos definir al  Mercado de Abastos como el epicentro de nuestra localidad, pues al subir la Trascuesta nos invade el espíritu más vitalista y típico de la localidad. En el corazón de nuestra Sanlúcar antigua, este espacio sigue guardando su solera primitiva y su olor a comercio. Nuestro Mercado aisladamente puede significar poco, pero sin duda está enclavado en uno de los escenarios más populares de la localidad, conformándose en conjunto como una  de sus joyas patrimoniales.   

Creo que es de recibo comentar que su origen comercial sigue siendo por tanto la esencia de su actividad. En el centro de la Trascuesta hallamos una escultura viva, dedicada a las vendedoras de siempre. Es en esta cuesta donde  se dispone la venta de nuestros productos más típicos. Se conforma como un  concurrido mercadillo en el que podemos encontrarnos de todo y que a primera vista despierta el interés de todo el mundo: “compradores habituales, clientes ocasionales o simplemente curiosos.”

Hablamos de uno de los mercados  más auténticos del país, y lo es no sólo por la variopinta densidad de la oferta de productos de nuestra localidad, sino porque se respetan estrictamente los cánones de cualquier mercado popular que se precie: “entorno acogedor, ambiente ciudadano, esencia histórica por los cuatro costados, tipismo absoluto en los puestos de venta y algunos locales donde poder desayunar al calor agradable de un café con churros”     

Este sabor a historia, y a vida,  se degusta diariamente, pues al pasar junto a sus ajadas paredes,  podemos llegar a comprender una gran parte de la rica historia de nuestra localidad.    Quiero acabar recordando, que un mercado, no solo es comercio, también es arte e  historia, y por supuesto es uno de los mayores atractivos turísticos que tiene nuestra localidad.   Si un mercado debe definirse solamente por su funcionalidad atribuida a un concepto de modernidad, pediría que se declare Bien de Interés Cultural con Categoría de Monumento, El Corte Ingles de Cádiz.   No a la demolición del Mercado de Abastos.