Si a Juan Marín le queda algo de dignidad política, espero que haga todo lo posible por cesarlo, al menos sería lo más justo.  

José Luis González Pérez.-Hace bien poco, salía publicado en nuestro diario local, la referencia que suponía el programa “Tramita” para otros municipios de nuestro país. Seamos claro con este tema, la utilización de medios electrónicos y telemáticos por las Administraciones Públicas es algo que llevan recogiendo las leyes desde hace muchos años con el fin de que los trámites burocráticos resulten más cómodos de realizar para los ciudadanos, por lo que nuestro Delegado de “Innovación Tecnológica”, tampoco que es que haya descubierto la pólvora con el tema de las nuevas tecnologías. El trámite vía web, es algo que llevan haciendo durante mucho tiempo otros ayuntamientos de todo el país.

Con esta nota, parece que CIS, pretende justificar la contratación del cuñado de Juan Marín para la Delegación de Nuevas Tecnologías. Ya lo decía el Delegado con más afiliaciones a distintos partidos políticos de la ciudad “ la contratación de mi cuñado es para sacar adelante el programa Tramita”.

Supongo, que ya como el programa Tramita ha finalizado, y tiene unos resultados excelentes, pues el contrato del familiar de Marín, se extinguirá como consecuencia de la finalización del servicio para el que fue contratado. Si a Juan Marín le queda algo de dignidad política, espero que haga todo lo posible por cesarlo, al menos sería lo más justo.

Es indigno, criticar la política de contrataciones de confianza realizada por anteriores gobiernos municipales, y cuando uno llega, hacer lo mismo. No bastaba con “enchufar” a la dependienta de la joyería y diplomada en Derecho en la Delegación de Juventud, después tocó al cónyuge de su hermana hasta que dentro de poco se vuelva a contratar a algún familiar por consanguinidad o afinidad sin importancia del grado.

En conclusión, en los últimos tiempos, en nuestro país se están produciendo acciones legales contra partidos independientes locales, que tiene como fin el enriquecimiento personal de sus militantes y simpatizantes antes que la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos a los que representan.