Son bien recibidos, sobre todo por el sector hostelero, los esfuerzos del equipo de gobierno para difundir y promocionar nuestra ciudad en todos los frentes posibles y con los medios disponibles que no están, precisamente, para tirar cohetes. Pepe Fernández.-Así, la dedicación y la ilusión del delegado de fomento Antonio Reyes, o María José Valencia, delegada de turismo, me consta, en todas y cada una de las iniciativas en las que se empeñan, son dignas de admiración, más allá de los resultados, que puedan corroborar o revalidar el esfuerzo de estos delegados y el de los trabajadores de sus respectivas delegaciones para promocionar nuestra ciudad.
Podría alguien pensar, aviesamente, que uno ya toma partido o direcciona sus simpatias hacia algún determinado grupo político por escribir lo que piensa.No sería la primera vez, todas ellas fallidas, que se intenta etiquetar politicamente a este colaborador de Sanlúcar Digital. Nada más lejos de la realidad a la que quiero llegar y de la que, desde luego, no forman parte Antonio Reyes ni la señora Valencia, exentos los dos , sin duda, de lo que creo es un despropósito y abuso comercial contrario a difundir el nombre de Sanlúcar y de su “joya de la corona” como es la manzanilla. Sirva de premisa que en una sociedad de libre mercado, así nos ha ido, las cosas valen lo que cada uno quiera pagar por ella, no obstante, el negocio redondo es comprar las cosas por lo que valen y venderlas por lo que tú dices que valen, sobre todo cuando la diferencia es del 2000% . Tal es el caso ocurrido a un visitante de una provincia hermana que decidió, hace un par de domingos, comprar manzanilla para regalarla a sus amistades en su lugar de origen, por lo que se acercó a uno de los múltiples despachos de vino que se encuentran en nuestra ciudad, más concretamente en la calle Banda Playa. El lugar, pequeño pero con solera y cercano al centro, mostraba el precio de la manzanilla en un cartel , por lo que el foráneo o sanluqueño no puede aducir mala fe a la hora de pagar . Con todo, nos parece que un precio de 3,60 euros/litro manzanilla a granel nos parece excesivo, si se tiene en cuenta que no hay envase, lavado, llenados, etiquetado,supervisión en la cadena de embotellado, envasado, transporte, distribución, etc y costes añadidos como impuestos o publicidad. Por algo más de dos euros encontramos en cualquier super el producto con un volumen de tres cuartos de litro con estas condiciones en su elaboración y venta final. Pero no está ahí la ganancia del listillo tendero o propietario del despacho de vinos, sino en el envase que contendrá el preciado vino sanluqueño, a razón de ¡¡ 1,80 euros ¡! por una vasija de plástico de 2 litros, que en la cooperativa Covisan te regalan, y te cobran la manzanilla a ¡¡ dos euros el litro !!. En otro despacho, menos céntrico, del que es habitual el que subscibe, el precio de la vasija de plástico es de 20 centimos y el de la manzanilla, pasada y excelente, es de 2,60 euros litro. Y es que, a tenor de lo que leemos, las cosas han cambiado poco en Sanlúcar después de algunos siglos, cuando Cervantes, en su obra magna Don Quijote de la Mancha, decía que “el ventero no era castellano sino andaluz y de la playa de Sanlúcar, no menos ladrón que Caco, ni menos maleante que estudiante o paje”. Añadan lo que quiera y se quedaran cortos porque el daño irreparable que se hace a Sanlúcar no se arregla después con una sonrisa, ni con la promesa hecha al visitante que no se le engaña, porque ese es el precio de un trozo de plástico en Sanlúcar. No quiero ni pensar que le hubiese costado una garrafita de vidrio del mismo volumen al, ya escaldado, visitante, que sin duda tuvo la última palabra para negar el trueque comercial, pero él, además de su ingenuidad, tenía vergüenza.
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