Pronto descubriremos, una vez más, cuales son los verdaderos intereses de quienes no están dispuestos a aceptar la voluntad de un pueblo que decidió en las últimas elecciones municipales apostar por la libertad, la honradez y la capacidad de gestionar nuestra ciudad

Juan Manuel Garran.-Resulta que algunos que llevaban años pidiendo la creación de órganos de participación en esta ciudad, cuando se han dado cuenta de que en estos órganos existen personas serias, coherentes y con argumentos que no pueden rebatir, anuncian una retirada a destiempo que en el fondo sólo persigue poder seguir criticando desde fuera, sin tratar de resolver los asuntos importantes de la ciudad en los foros creados al efecto. Éste es el concepto que algunos tienen en esta ciudad sobre el derecho a la defensa de sus propios criterios. Si no puedo imponer lo que quiero, “ahora me vooooooy”.

Una lanza en defensa de las personas que componen el Consejo Económico y Social, de todos y todas sin excepción, porque sin duda dedican parte de su tiempo a aportar sus conocimientos y habilidades en favor de nuestra ciudad. Una ciudad necesita el debate de sus ciudadanos, ciudadanos que en vez de criticar en la barra  de un bar, dan un paso adelante y expresan y defienden sus creencias.

Unos ciudadanos que saben aceptar las mayorías y que, sin duda, son sus ideas y sus pensamientos los que derrotan las barreras de la intolerancia y la soberbia que todavía en pleno siglo XXI algunos pretenden imponer en esta ciudad. Estos movimientos “extraños de retirada” son, a mi modesto juicio, una clara estrategia política que pronto se desvelará y que sin duda nos traerá a nuestros oídos nombres propios que a nadie les resultarán novedosos.

Pronto descubriremos, una vez más, cuales son los verdaderos intereses de quienes no están dispuestos a aceptar la voluntad de un pueblo que decidió en las últimas elecciones municipales apostar por la libertad, la honradez y la capacidad de gestionar nuestra ciudad. Pero esta vez no lo lograrán, después de muchos años, los sanluqueños y sanluqueñas tenemos la fortuna de gozar de tranquilidad y estabilidad  política y cada día somos más los que valoramos que las ideas se defiendan con conocimiento y desde la tolerancia y el respeto a los demás, que en el fondo somos nosotros mismos.