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La dieta del cucurucho
 
 
 
 
 
 
 
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04 de Marzo de 2010

Imagen activaReconozco que  algo me pasaba, perdía agudeza, echaba de menos la telebasura y me había aficionado  al culmen de la cultura, como era el programa estrella de Telesanlucar “Cosas de Nina.”  

José Luis Zarazaga.-Antes de comenzar a calentar la cabeza de mis sufridos lectores con la sarta de barbaridades que se le ocurren a este humilde desarticulista, quiero aclarar que el sugestivo título no tiene nada que ver con lo que alguna mente calenturienta puede estar pensando.  ¡Miguel Ángel que te conozco!, ¡que no, que no, que la dieta del cucurucho, no tiene ahora nada que ver con comer poco y f... mucho!, ¡qué más quisiéramos!, en fin corramos un estúpido velo sobre dicho tema, y ya está.  

Tenemos que aclarar que la política local es como las dietas milagro. Con lo contento que estaba yo. Hace ya unas semanas que creía que había logrado inculcar en la cabeza hueca de estos políticos locales un poquito de sensibilidad medioambiental, fruto de esas extrañas ideas, es que me había dado un subidún de ánimo, estaba contento con mi lucha y al fin y aunque me tacharan de Pesoetero,  podía gritar ¡Lo conseguí!    

Pero como en tantas otras cosas de la vida, las alegrías duran poco. Y cuando cualquier ciudadano preocupado por los problemas de su pueblo se confía,  baja la guardia. Eso es lo que le ha pasado a este vuestro humilde desarticulista en estos últimos días.    

Que si total por alabar la labor del Delegado de Tráfico, no pasa nada, que por decir que algunas cositas me parecen que están bien hechas no creo que hagamos daño a nadie y así un largo etc. Resultado lógico: “Todo mi trabajo en Sanlúcar Digital, a la mierda”, con perdón.    

Sé que llevo un huevo sin escribir nada en nuestro medio digital, y que mi gran amigo Pepe habrá pensado que soy un informal  (con toda la razón) y que como no mande algo y pronto, utilizará el látigo de púas, lo entiendo, la vida del desarticulista es como decían los paleontólogos. “Brutal y breve” y como ya uno anda esperando la visita de un sotánico satánico enfurecido, pues ustedes me dirán.  

Dejando las bromas aparte, que la cosa es grave, tengo que de decir que siento verdadera vergüenza al tener que reconocer que estaba dando los pasos hacia atrás y cada vez que intentaba contar como iban las cosas, me sentía huero. Reconozco que  algo me pasaba, perdía agudeza, echaba de menos la telebasura y me había aficionado  al culmen de la cultura, como era el programa estrella de Telesanlucar “cosas de Nina.”   Nunca he intentado dejar la crítica política, y no sabía hasta que punto de dificultad podía encontrar en tan ardua tarea. Lo de dejar de fumar, en comparación, me parece un chiste, y eso que a todo el que lo intenta le cuesta un riñón y parte del otro, pero lo dejas y se acabó.

Pero con la política local no hay dieta del cucurucho que valga y como soy vicioso, no preocuparse, vuelvo a romper el hielo y vuelvo a poner mis pensamientos por escrito, con lo que intentaré no volver a caer en un sentimiento de culpa Pesoetera, a ver si esta vez tengo más voluntad y tardo más en cagarla. 

Antes de seguir, con tan extensa diatriba, felicitar a mi amigo Parada, por haber sido abducido por los andalucistas, mira por donde conmigo lo han intentado hasta los del Partido Impopular y los Capillitas, pero como uno es republicano y ateo, pues nada de nada. ¿Y a mí me han llegado a acusar de querer buscar un puesto en la política?, ¡Viva la madre que os parió!, que no dais una.   

Hoy no es día de críticas para nuestro Equipo de desgobierno, lo prometido es deuda, así que no lo haré, solamente les recordaré que el técnico al que corresponde la idea del carril bici, la ha vuelto a cagar, cosa a la que ya estamos acostumbrados. El que no me crea que se dé una vuelta por donde están haciendo el tan cacareado carril bici del V Centenario y no es que uno sea un entendido en la materia, pero miren ustedes el firme que se le está echando y díganme cuánto va a durar dicho firme sin dar los consabidos problemas.   

Mucho se ha criticado el carril bici de la Algaida, este desarticulista entre ellos, pero les rogaría que hicieran una comparativa o que se lleven a semejante elemento a Barrio Sésamo a ver si aprende, que después los errores los paga el pueblo. Ya hemos visto lo que ha ocurrido con el carril bici de la cuesta del Picacho, que no ha durado ni dos días en pie y ahora quieren parchearlo.   

¿Desde cuándo un carril bici se hace de hormigón en bruto, sin batir y sin teñirlo con el color correspondiente?, la respuesta es clara: “aquí no pasa nada, se gasta 60.000 euros en pintarlo y que dure la pintura dos días, como está ocurriendo en el segundo tramo del carril bici del Paseo Marítimo”, y yo que lo vea. Le recordaré a mi querida alcaldesa que con semejantes elementos no tiene al enemigo a las puertas, lo tiene dentro. Es un consejo.  

No hablaré de que no se ha establecido un sistema de separación de las dos calzadas, lógicamente nuestra cabeza pensante, que tiene que tener una bombilla de bajo consumo, habrá pensado que así también se puede utilizar como aparcamiento. Ciertamente, tanta clarividencia técnica es que me abruma. Como siempre veremos cómo estos carriles chapuceros no facilitarán el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo.

Tampoco esta vez se ha contado con los ciudadanos para que aportasen sus ideas al proyecto y al día de hoy carecemos de una ordenanza que regule los derechos y obligaciones de los usuarios del carril. Si mañana se produce el atropello de un peatón, ¿qué responsabilidades se derivarán del accidente? ¿A qué sanciones podría dar lugar? ¿Quién tiene la prioridad en los tramos donde viandantes y ciclistas comparten la vía?, En fin Sanlúcar tiene un color especial, y no precisamente el de los carriles.
   

Para finalizar, aclarar que la idea de crear una red de carriles bicis en nuestra localidad, me parece una iniciativa loable, que debería de ir unida a la potenciación de su uso y  a sus posibilidades en pro del deporte, el medio ambiente y el turismo.  Supongan ustedes que creamos una empresa que se dedique a dar rutas guiadas en bicicleta por la localidad y al estilo que practican los americanos los llevamos por la ruta de los bustos, que por supuesto adornan nuestras calles y paseos, que para eso el gasto lo ha hecho el pueblo.  

Trolas no hace falta ninguna, ya que estarían cargados de historia. Primera parada en el Paseo Marítimo: “Se ha tirado el monolito con el consiguiente gasto que eso supuso, porque no se sabe bien a quien no le gustaba el invento, por supuesto que a mí no y ponen una columna con un alcalde de derechas, mirando a la izquierda, habría que decir también que se han olvidado de poner una placa donde rezara su labor en pro del derecho a la vivienda, por lo menos el suyo, ya que creo recordar que se le olvidó hasta pedir el permiso de obras de su chalet”.  

Podríamos seguir instalando un poco más adelante el busto de otro alcalde, pero como este lo hizo tan requetebién y acabó en la cárcel, el busto quedaría perfecto en la jaula del pajarito Piolín. Y por cierto, al Medina ese, que le den, que para eso era de izquierdas y eso ya no se lleva.   Silencio que ya huele a azahar, que ya llegan los capillitas como les llaman algunos los “Frikis de Dios”.

Temblad rojos y ateos, que su dominio se extiende por nuestra localidad, aunque antes los podréis encontrar en el Rocio rindiendo culto  a San Cruzcampo o San Miguel, esto si a partes iguales con San León.  Cielos, huyamos de esta localidad, se acabó su letargo y en pocos días invadirán las calles, organizados en mandadas para seguir a ritmo de samba las carrozas por la Calle Ancha.   

Por su apariencia los conoceréis, irán enchaquetados, aunque alguno guarde el traje desde la Primera Comunión, otros ya se encargarán de devolverlo en el Corte Inglés cuando pase la fiesta, portarán  medallones colgados del cuello con gruesos cordones, convergiendo así con las Jessis y los Canis.

Por último suelen echarse gomina y colonia en grandes cantidades y después te fulminan con la típica mirada de “Estoy montado en el Dólar y tengo un chalet en Costa Ballena, aunque la verdad que lo que tienen es cuento.  La Semana Santa en Sanlúcar es como el día D en Normandía. Los capillitas tomarán nuestro pueblo al asalto, enchaquetados y cargados de gomina y colonia a partes iguales, o disfrazados como el tonto del capirote.  

Pero lo más importante es que las calles de nuestra localidad, aparte de los baches, se va a llenar de pasión y de sentimiento y para colmo vamos a tener que pagar por verlo, como si no fuera suficiente el dinero público que hay que gastar en sacar semejante partida de carrozas y los problemas de tráfico que esto acarrea. En fin, como dirían “En Semana Santa se acabó la crisis”, y yo que lo vea,  ¡no , no por favor, con el cirio no, que duele!.    ¡Viva la dieta del cucurucho!

 
 
 
 

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