Una vez pasada La Botellona de la Manzanilla, perdón he querido decir la Feria de la Manzanilla, es momento de hacer balance real y crítico de esta edición de nuestra fiesta mayor.

Dolores Romero.-Lamentablemente sin entrar en detalles y concreciones, hemos podido apreciar como esta fiesta año tras año se va deteriorando, convirtiéndose en una fiesta sin personalidad alguna en donde prima el descontrol y el consumo desaforado de alcohol sin sentido.
Una Feria donde cada vez es más difícil encontrar casetas donde se pueda pasar junto a la familia y amigos disfrutando de la música y de las tapitas y manzanilla. Casetas donde se cuida la calidad de las tapas y del propio servicio, que en muchas de ellas deja mucho que desear.

Entiendo y comparto porque cada vez más sanluqueños y sanluqueñas salen de mini vacaciones en la feria de nuestro pueblo.
 
Seguro que el concejal de turno, saldrá diciendo de lo fantástica y maravillosa que ha sido la Feria de 2010, probablemente este señorito no haya salido de la caseta municipal, disfrutando de un Free Total, durante toda la semana.
 
Que el lugar y recinto de la feria ya no es el más idóneo, es sabido por todos, que no recoge las mínimas medidas de seguridad e higiene para un evento de estas características, también es sabido por todos y, sin embargo, nuestros gobernantes hacen caso omiso y continúan en esta actitud, viendo año tras año el declive de nuestra feria sin inmutarse.
 
Nada, nada puede justificar, el estado en que queda ese paseo emblemático de La Ccalzada así como su entorno después de la feria. Ni nada puede justificar que muchas familias sufran las condiciones lamentables en que tienen que acceder a sus viviendas durante toda la Feria.
 
Señora Alcaldesa, doña prometo todo y no cumplo nada, señor Marín, sanluqueño independiente hasta de sus ideas, ¿hasta cuándo tendremos que ver como la Feria de nuestro pueblo pasa de ser un evento de disfrute para los sanluqueños a un martirio que deseamos que pase cuanto antes?