Está claro que los períodos socialistas representan para estas dos ciudades un clima de incertidumbre desolador, pues en el fondo estos ciudadanos españoles se ven abocados al olvido de su patria.

José Antonio Córdoba.-Las intenciones ocultas –solo a los ojos de la Moncloa socialista- que Marruecos tiene para anexionarse definitivamente estas dos ciudades autónomas, colonias españolas en el África del moro, es algo que viene desde que España abandonó el Sahara. Sí, esos  a los ahora tan efusivamente defendemos desde  nuestras costas, la población saharaui. Quizás sea este, el mismo paso a seguir por los socialistas ahora con estas ciudades, para dentro de unos años defender a ultranza, a estos ciudadanos como víctimas de una política incomprendida. Pues la Historia, recoge hechos en los que los socialistas encienden la mecha y se retiran a esperar que pase la explosión para después aparecer como el adalid de los heridos, olvidados y exiliados.

España, se encuentra inmersa en una dependencia con Marruecos, que incluso en el resto de Europa sorprende. Esta situación la recoge perfectamente el periódico el Mundo del  22 de Agosto, en su página 21.

Poco a poco el águila ( que fue ) de nuestra bandera está perdiendo las plumas, de un tiempo a esta parte se parece a una de esas aves que recogen moribundas de entre los vertidos de petróleo.

 

Las columnas de Hércules no son más que dos trozos de piedra donde el moro poder sentarse a  contemplar como su estrella verde sobre fondo rojo ondea a ambos lados del Estrecho. Quizás, solo quizás, no sea tan descarado como lo describo, pero tiempo al tiempo, que como el mar moldea las costas el hombre moldea las fronteras.

 

Estos que ahora se proclaman defensores a ultranza de los Derechos Humanos, solo se acuerdan de ellos cuando gobiernan, mientras, es sólo una herramienta para derrocar al gobierno reinante.

Así mientras al español se nos oprime de todas las maneras posibles, al emigrante se le facilitan todo tipos de ayudas y oportunidades, simplemente con la acreditación de ser emigrante.

Si este es el tipo de español que ofrece el socialismo español, ¡bendito sea quien me llame extranjero!