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19 de Agosto de 2010 |
Finalizando agosto tras el ir y venir de un sitio a otro, bien para mitigar la calor pegajosa o simplemente por encontrar un lugar donde acomodarse a gusto, uno observa pausadamente cada uno de los detalles que presencia siendo alguno considerable por su mal gusto un argumento para tratar en una crónica tan veraniega
José Villegas.-Como es lógico nuestras playas tienen para el sanluqueño no solo un significado por reseña con su propia identidad sino que representan un escaparate enorme a la vista de cualquier persona que se pase por nuestras tierras, por lo tanto no es lo más conveniente abandonar las arenas finas de la playa de la Jara para rebrotes caprichosos de arbustos que campan en pleno agosto a su libre albedrio y quizás el mantenimiento o la limpieza debieran haber evitado que esta zona presente un estado tan silvestre.
Con los tiempos que corren el empleo es un patrimonio y en Sanlúcar el turismo debe ser recelosamente mimado con esmero para que quienes nos visiten no tengan estampas más acordes con el abandono de nuestro parajes naturales y por supuesto nuestras playas deben ofrecer una imagen incomparable acorde del enclave tan privilegiado donde se encuentran.
Fomentar el turismo de nuestras playas que acompañan el Río Guadalquivir y comparten estampa con el Parque Nacional de Doñana debiera ser más que un orgullo local tendría que converger con una etiqueta de calidad que respeta el medio ambiente, que nada tiene que ver con el olvido rácano de alguna de las conciencias políticas.
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