La mayoría de ellos, hacen un uso y abuso de su condición de delegado provincial en cuanto a los coches oficiales y viviendas puestas a su disposición en la capital gaditana y demás prerrogativas propias de su cargo.
 
Los delegados provinciales cuyos domicilios particulares están fuera de la capital gaditana, tienen a su disposición una vivienda, una gran vivienda, situados en los mejores barrios de la ciudad y normalmente en primera línea de playa, en régimen de alquiler sufragados por la Junta de Andalucía, para que puedan quedarse en ellas durante los días laborables de la semana.
 
Pues a pesar de ello, algunos delegados y delegados con domicilio fuera de Cádiz prefieren que los chóferes le traigan y lleven diariamente a Cádiz desde sus domicilios. Algunos delegados y delegadas tienen fijada su residencia en el Campo de Gibraltar, el gasto en combustible y dietas del chofer, pues es nada desdeñable, sobre todo en unos momentos de crisis como en el que estamos.
Los pisos, pues, nos podemos imaginar, sin esfuerzos, quien los pueden estar utilizando.
 
En unos momentos que a los ciudadanos se le están reduciendo sus ingresos, que se están mermando sus derechos laborales, que a los pensionistas se le congelan sus pensiones, que debido al paro muchas familias no tengan ingresos algunos y que desde determinadas instancias nos envían mensajes de que hay que apretarse más el cinturón, estos delegados y delegadas provinciales, politiquillos de tres a un cuarto, se creen en el derecho divino de utilizar los medios públicos a su antojo y capricho.
Para ellos y ellas no hay crisis y siguen en la dinámica derrochadora, dejando las palabras del propio Presidente de la Junta de Andalucía vacías de toda credibilidad.
 
Sirvan estas palabras como denuncia pública de estos individuos e individuas, que de no ser por su afiliación a un determinado partido político, jamás podrían disponer del dispendio que derrochan.