Participación
José Villegas Rosa.-Es agradable que desde este portal se insista en dar participación al ciudadano un hecho que es de admirar y espero que estos encuentros digitales sirvan para mostrar la idea que nuestros políticos tienen de nuestra ciudad.
Las banales proposiciones caen en saco roto y coincido con la editorial del portal en que a falta de ocho meses para las elecciones es hora para qué las distintas fuerzas políticas tengan un planteamiento claro sobre “el proyecto de ciudad” que van a defender.
Es obvio que si a estas alturas los partidos políticos no tienen un programa electoral, demostraría primero su incapacidad y segundo el desinterés que tienen por Sanlúcar, la técnica de la improvisación junto con la crítica perversa hacia el contrario son recetas rancias que se prestan en la política barriobajera.
Cada uno llama la atención como puede, unos inaugurando carriles bici y prometiendo más en un futuro alardeando con orgullo de ello, mientras el sanluqueño espera que alguien explique cómo se justifica eliminar cientos de aparcamientos, en detrimento del espantoso tráfico y en contra del acceso al comercio.
Otros hacen de su porte de opositor el más completo de los ridículos denunciando asuntos que para nada interesan al ciudadano, y encima le dan una importancia extrema, e introducen datos que desconocen; para ellos una recomendación “¡pregunten a los sanluqueños cuáles son sus preocupaciones!, que seguro aclaran la ....... mental de más de un político.
El comienzo del otoño está marcado por la “huelga general” haciendo que sindicatos y colectivos plasmen públicamente su posición ante la misma, sucediéndose un carrusel pejiguera sobre una cuestión que tiene muy mosqueada al personal, que lo único que tiene claro es que el resultado de la misma no valdrá para nada, y todas esas declaraciones que tratan de justificarlas son cantos de sirena.
La participación ciudadana es un derecho, cosa distinta es el uso que cada cual haga quiera hacer de ella, puesto que hasta alturas pocas esperanzas alimentan a una población cansada de cantinelas baratas, pero no es menos cierto recordar “que quien algo quiere, algo le cuesta” y ser partícipe expresando la opinión seria un contrapunto a la posición de los “teóricamente” representantes políticos.
