Las últimas encuestas de sondeos en intención de votos no sólo vaticinan el derrumbe del POSE desplazado por el PP, el otro pilar del bipartidismo español, sino que resalta el auge de la izquierda en España

Pepe Fernández.-Y es que las crisis siempre han sido un revulsivo de los extremos ideológicos, aunque en este caso Izquierda Unida es una fuerza política con representación en la Carrera de San Jerónimo, lejos de la pretendida intencionalidad de muchos de catalogarla en la lista de “radicales” por no bailar a los sones del baile de unos u otros, y menos de los que mueven los hilos de éstos, condicionados irremisiblemente a ser aducidos por los cantos de sirenas en el proceloso océano del neoliberalismo más salvaje al que la clase trabajadora ha estado sometida en los últimos años.

La economía,esa ciencia, que según un diario nacional, no sirve absolutamente para nada, y sus gurús no pudieron predecir el desastre de la actual crisis y lo que es peor nadie la intuyó, sigue en el mismo limbo del que seguramente nunca saldrá, por mucho que el economista turco Nouriel Roubini la predijera y menos cuando se equivocara nueve veces antes . Nadie puede ser fiable cuando acierta una de cada nueve veces.

 

Ahora  quieren  convencer a los ciudadanos sobre la imposibilidad de prever tales crisis, nada más lejos de la realidad.

En España, desde Izquierda Unida, al igual que muchos expertos financieros, se advertía de la imposibilidad de seguir con ese imparable crecimiento basado en el ladrillo, la especulación, y la corrupción política que ha esquilmado las arcas municipales de muchos municipios, mientras los corruptos siguen solazándose en las playas españolas.

 

Dos años antes que estallara la burbuja inmobiliaria, una pequeña empresaria inmobiliaria del ámbito provincial afincada en Sanlúcar, ya tenía informes de sus asesores en el que le advertían: “la que viene es gorda” ; mensaje cansino que esta empresaria transmitia a sus allegados y amigos.

 

El mismísimo presidente de Gobierno negó como San Pedro la evidencia, negándola, incluso cuando ya la teníamos encima.

 

Decía un dirigente del PP en su reciente jornada de convivencia en Sanlúcar el pasado sábado, que este era un ciclo, no escrito, en el que se comprobaba la ruina de la economía cuando gobernaban los socialistas y la solución de todos los problemas con gobiernos del PP.

 

La alternancia bipartidista se le antoja a ambas formaciones políticas como único camino para atajar los problemas de España, obviando  otra voz que el sistema electoral español condena al ostracismo, ( IU), mientras que los nacionalismos periféricos o no, apoyan al gobierno, el que sea, a cambio de pingües contrapartidas para sus autonomías, excepción del nacionalismo andaluz que con más de siete millones de andaluces no tiene representación parlamentaria, y como muestra de la errática realidad, no somos capaces de tener todas  las competencias de nuestro rió Guadalquivir..

 

La aparición de Partido Liberal en el Reino Unido ha liberado a la isla del bipartidismo político y seguramente es una llamada de atención que no ha caído en saco roto en todos los que, aquí, en España no ven la solución a Zapatero en otro gobierno del PP sino en la verdadera y emergente izquierda que nunca dejó de soñar, porque la utopía  no puede ser el sueño ideológico de un futuro inmediato sino la esperanza inminente de los que nunca dejaron de creer en sus convicciones a pesar de las derrotas sufridas.

 

Que IU duplique sus votos, no solo es bueno para esta coalición de izquierdas, sino que obligaría a la otra izquierda  a consensuar sus decisiones con un partido que representa a  ciudadanos de cualquier lugar de España y no a aquellos de una determinada región autonómica que con una ridícula cantidad de votos tienen  más representación en Madrid que IU.

 

El cambio de la Ley electoral debe ser prioritario para conseguir  una mayor equidad democrática, y así, la tercera  fuerza política en número de votos,Izquierda Unida, será también la tercera representada en los escaños del Parlamento español.