Habla don Dinero, “poderoso” caballero

Roque Amate Merino.- ¿Me conoce usted? Debería conocerme, pues soy el artículo más deseado sobre la faz de la Tierra. Soy fácil de reconocer en casi cualquier parte del mundo, prescindiendo el idioma que se hable. A muy pocas personas, sin importar de qué país sean, se les ocurriría ir sin mí a otro lugar. A menudo las guerras y la duración de éstas se basan en mi abundancia y disponibilidad.

Muchos padres sufren la trágica experiencia de que les secuestren sus hijos debido al rescate que puedo pagar. Me toman a punta de pistola o me entregan a manos llenas a hombres que hacen falsas promesas. Algunas mujeres se casan por mí, y otras se divorcian debido a mí. Puedo dividir  familias y causar una legión de ayes a los que me aman. En cierta ocasión vi a un hombre traicionar por 30 piezas de mí al mejor amigo que pudiera haber tenido.

Es probable que en mi nombre muchas personas se hayan hecho más daño y perjuicio duradero unas a otras que por cualquier otra razón. El que se me ame es verdaderamente “raíz de toda suerte de cosas perjudiciales”. (1 Timoteo 6:10.)

¡Mi nombre es don Dinero! Washington Irving, escritor estadounidense, me describió en cierta ocasión como “el todopoderoso dólar, ese gran objeto de devoción universal por todo nuestro país”. Pero en el país donde usted vive puede que se me llame peso, libra, franco, florín o euro . Prescindiendo de cómo me llamen, soy objeto de una búsqueda insensata y casi obscena.

 

Represento distintas cosas para diferentes personas. Soy dinero para sobornar, dinero para comprar el silencio de ciertas personas y dinero de comisión confidencial. Soy dinero robado, dinero obtenido a costa de la vida ajena y dinero de pensión. Soy dinero para drogas, bebidas alcohólicas y tabaco. Éstos son solo algunos usos del dinero que pueden causar gran pérdida a la vida y daño al cuerpo. Para otras personas soy el necesario pero siempre escurridizo dinero que se gasta a diario... algunos me acusan de tener alas con las cuales desaparezco volando. Las personas que tienen un amor continuo por mí se excitan con deslumbrantes visiones de riquezas y felicidad. Pero, lamentablemente, aun después que algunas han acumulado grandes cantidades de mí, descubren con mucho pesar que no les he traído la verdadera felicidad que habían esperado, y por eso el índice de suicidio entre ellas es asombrosamente alto. Se han escrito muchas cosas de mí para mostrar que no soy el remedio universal que la gente había esperado que fuera.

 

Ya no soy lo que solía ser. Mi apariencia puede cambiar. En los Estados Unidos de América, el Ministerio de Hacienda ya está contemplando la idea de hacer cambios cosméticos en mi apariencia, tal como el imprimirme en diferentes colores para combatir la falsificación. Con las últimas técnicas en el arte de imprimir, se me puede copiar tan hábilmente que hasta al ojo entrenado se le haría difícil distinguirme de los billetes falsos. No obstante, sea cual sea el color que se use, de ningún modo será más fácil obtenerme ahora que antes.

Pero los cambios verdaderamente dramáticos que usted ha visto tienen que ver con mi valor. Se relaciona con el asunto de la deflación y la inflación. Cuando se me infla, mi valor se desinfla. Lo que se ha inflado no han sido solo sus inquietudes y preocupaciones, sino el costo de los artículos que usted compra por medio de mí. Así, lo que hace algunos años usted podía comprar con un solo euro o varios, hoy requiere miles.

 

Por todas partes, la gente cifra su confianza en mí. Creen que el ganar mucho dinero será el curalotodo de sus problemas. Al fin y al cabo, no resulto ser nada de eso. Solo soy un pedazo de papel o varias monedas de metal. Solo valgo lo que puedo comprar. Cuando mi valor adquisitivo desaparece, entonces no valgo nada. Esto me recuerda lo que cierto rey sabio, llamado Salomón, dijo en cierta ocasión: “Tu dinero puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos, como si hubiera echado alas y se hubiera ido volando como un águila” (Proverbios 23:5, Today’s English Version). Es irónico que el águila, con sus alas extendidas y listas para el vuelo, esté impresa en mí, el dólar estadounidense. Es como si estuviera diciendo, de manera tácita: ‘¡Ten cuidado, tú, el que me persigues! Desapareceré volando’.

 

Puesto que soy escurridizo, así como un artículo que a muchas personas se les hace difícil conseguir, lo razonable sería que se tomaran las medidas apropiadas en cuanto a cómo me gastan. Si usted es del tipo de persona que tiene presente su presupuesto a medida que empuja su carro de compras por los pasillos del supermercado, pero que recibe una desilusión cuando compara su recibo de compras con su presupuesto, entonces, ¡cobre ánimo! La suma total de la cuenta del supermercado no es solo por el alimento. ¿Cuántos artículos no comestibles compró usted... papel, jabón y detergentes, artículos para el cuarto de baño y cosméticos, solo para mencionar algunos?

 

Puesto que he pasado toda una vida en las manos y los bolsillos de toda clase de compradores, los sabios y los tontos, los expertos en presupuestos y los legos, he podido observar muchas maneras de ahorrar dinero. Tal vez varias sugerencias le ayuden a usted. Esto es lo que dicen los expertos.

Antes de comprar, haga una lista de las cosas que necesite y apéguese a esta lista. Nunca compre alimento cuando tenga hambre. El estómago podría resultar ser más grande que su bolsillo. No lleve a sus hijos cuando vaya de compras, a menos que esté preparada para encararse a la escena que podría surgir en la caja registradora cuando usted no quiera que se añadan a la cuenta los artículos que sus hijos pusieron en el carro de compras cuando usted no estaba mirando. Y tal vez sería mejor que su esposo no la acompañara... en la mayoría de los casos, los esposos tienen fama de comprar por impulso.

 

Esté pendiente a los periódicos y circulares, y compre los artículos que estén a precios reducidos. Al ir de compras, ahorrará más si usa cupones de descuento. En algunas tiendas hay ciertos días en que los cupones valen el doble, lo cual resulta en que se pueda comprar a mitad de precio artículos que ya han sido rebajados de precio.

Y no haga compras muy a menudo. Según los expertos, las estadísticas indican que si usted compra solo una o dos veces a la semana, probablemente gastará menos. No se quede comprando demasiado tiempo. Se han efectuado estudios en supermercados que indican que usted gasta 50 centavos adicionales por cada minuto que usted permanece en el lugar después de los 30 minutos iniciales.

 

Compre el tamaño apropiado, dice otro experto. Las latas más grandes de guisantes o frijoles, tomates o frutas, y otros artículos, en muchos casos son más económicas que las más pequeñas. Lo mismo es cierto si compra la leche por galón en vez de comprarla por litro. Pero asegúrese que su familia es suficientemente grande como para consumir completamente el producto que se compra en el tamaño económico.

 

Puesto que se gasta mucho dinero en transportación, disminuya la cantidad de viajes que hace a la tienda y a otros lugares. Planee de antemano y aprenda a consolidar en uno los viajes cortos en auto. El ir en auto a diferentes tiendas en busca de baratillos tal vez le economice algunos centavos, pero puede resultar en que gaste mucho dinero en gasolina.

 

Por lo tanto, toda persona puede ver claramente que entro y salgo del bolsillo como un relámpago. Sin embargo, soy un artículo necesario en su vida. Puedo traerle cierta medida de felicidad temporal si se me considera por lo que realmente valgo. Pero si usted me atribuye más valor del que en realidad tengo y me hace su meta principal en la vida, ¡puedo acarrearle calamidad!