Diteros, políticos y curas
José Luis Zarazaga Pérez.- Al leer o mejor dicho al visionar nuestro querido medio digital, tiene uno la sensación de que nada ha cambiado, todo parece que sigue igual, aquí no pasa nada o a muy pocos nos preocupa la situaciones que vivimos día a día. Afortunadamente también creo que se puede definir como un hecho pasajero.Ante esta situación a este humilde desarticulista le viene a la mente aquella figura inconfundible de nuestra niñez, que era el Ditero. Lo veíamos cargado de su mercancía y su inseparable compañero de fatigas que era la libreta donde hacía las anotaciones.Era muy curioso, porque siempre ofertaban la mejor mercancía, los mejores precios y siempre estaban preocupados por nuestro bienestar, pero era todo falso, todo era una puesta en escena perfectamente orquestada para lograr embaucarnos y que compráramos sus productos aunque fuera al dite.Igual que nuestros políticos locales, mucha tramoya, mucho efecto, mucho humo, mucha promesa y por cierto todo mentira.
El Ditero, de forma parecida a nuestros políticos locales iba visitando las casas del pueblo para cobrar o captar nuevos clientes. El sistema era muy claro, había que lograr vender a toda costa, promesas al igual que nuestros políticos locales no le iban a faltar, otra cosa es que después se cumplieran. No existía ninguna ley que pudiera amparar el cobro, pero sí que existía la picaresca del Ditero para poder cumplir con su misión, al igual que nuestros políticos había tramado una red de confidentes que le suministraban los informes que servirían para embaucar a sus víctimas.
No quiero extenderme ya que los ejemplos de dicha práctica por parte de los Diteros llenarían el disco duro de este ordenador. “Sanlúcar más bonita, estamos actuando contra el picudo rojo, se han repuesto los árboles que faltaban, la Merced como centro cultural de primer orden, camiones de recogida de basuras, contendores soterrados, carriles bicis, etc., etc.”Todo tramoya, todo falso y aquí todos nos chupamos el dedo, pues lo siento pero aún habremos algunos que no vendemos nada, sino que simplemente contamos las cosas como las vemos, y eso por desgracia pica y duele.
Para finalizar esto me recuerda a la anécdota que me contaba un gran amigo, que por cierto era algo rojillo, para que negarlo: “había un sacerdote, de misa diaria y obra pía que por las tardes se dedicaba a visitar el puticlub con la idea ir a curar el alma de las meretrices dándoles la bendición del Espíritu Santo en forma de boniato. Un día lo pillo un feligrés y le espetó, padre, no le da vergüenza, a lo que este respondió, no hijo, he venido a conocer el pecado y ahora puedo deciros, haced lo que yo diga, pero no hagáis lo que yo hago”
Y digo yo: ¡Coño, menos mal que soy ateo y republicano o si no, me veía ardiendo en el infierno del Razinger!
En fin, también es verdad que mirándolo con la mentalidad del Ditero, no habrá sitio, ya que está totalmente ocupado con curas pedófilos.
Ese sacerdote, era un buen Ditero al igual que nuestros políticos locales.
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