Llevamos tiempo aguantando que este equipo de infelices ricachones, que han tomado la casa de la Moncloa, como jardín de infancia, sigan haciendo chiquilladas.

José Antonio Córdoba.-Muy a pesar mío llegaría a admitir que se investiguen las fosas colectivas, para la identificación de los allí presente, que sólo huesos van a encontrar,  y que no mejoraran para nada el recuerdo de los familiares. Pero comprendo que estas incertidumbres pueden ser crónicas y síntomas de enfermedades serias.

Pero creo que los cristianos católicos, deberíamos de parar los pies a estos chiquillos, que juegan a cambiar nombres de calles, estatuas y demás lugares por otros singulares. ¿Sino díganme?, a la Calzada del Ejercito, se la sustituye, por Calzada de la Duquesita, y encima tan felices. No considero este cambio, un cambio neutral, sino partidista.

Pero que a fecha de hoy en pleno s. XXI, con una crisis que nos devora sin piedad, nuestro ZP, le preocupe el alzamiento de la Cruz del Valle de los Caídos. Es síntoma de que no sabe dónde colocarse, ni dentro de España ni fuera de ella.

 

Yo he estado una vez en este panteón, y a parte de la emoción que me embargó por su magnitud, mi admiración se detenía en cada detalle de tan majestuosa obra. Les `puedo asegurar que con aquella edad aún no tenía sentido para mí, aquello de los rojos y los azules. Siempre he querido ser uno de los portentosos arcángeles que custodia la tumba.

 

Por ello, ahora que este tipo de la Moncloa quiera derribar la cruz del mausoleo, me choca irremediablemente. Pues es una política de ocultar, lo que ellos y los antecesores de la izquierda provocaron, fueron ellos los que nos llevaron a terminar en una guerra civil, de la que pensaban salir victorioso y, se largaron por patas.

 

Porque no aprendemos de los alemanes, quienes no han destruido los campos de concentración, como recuerdo a lo que la sociedad futura, la de nuestros hijos y nietos no deben repetir.

¿Qué pretende ZP?, ¿Qué España, sea un cementerio de cruces caídas?