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Herejía o transfuguismo
 
 
 
 
 
 
 
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02 de Diciembre de 2010
Este su humilde desarticulista lleva ya más de dos años escribiendo o más bien ironizando sobre la política local en este medio digital que ya considero como el Wikileaks de nuestra localidad.
José Luis Zarazaga.-Tengo que reconocer que a veces he pecado de una acidez creo que excesiva, mi último artículo considero que ha podido tocar la parte sensible de alguno de nuestros queridos políticos locales y en este aspecto soy bastante discrepante, ya que el que se mete en política debe de estar dispuesto a aguantar tanto las duras como las maduras.
 Voy a poner un pequeño ejemplo: “he ironizado hasta la saciedad sobre mi querida Delegada de Mal Ambiente, contrariamente a lo que se podría esperar, solo he recibido de dicha persona palabras amables y un tono cordial y de broma, ya que los dos frente a frente nos hablamos con sinceridad y para mí eso denota que fuera de la política es una gran persona, otra cosa es que yo considere que la actuación llevada a cabo este bien o mal, pero eso es libertad de expresión”
  Hoy me han dicho: ¿por qué atacas a Antonio Prats?, a lo que tengo que responder que eso es mentira, ya que solamente ironizo con sus actuaciones públicas y qué culpa tengo de que es el único miembro de la oposición que verdaderamente hace oposición.
 
   Me han preguntado el por qué no hablo nunca de los que se consideran en política como tránsfugas, y ahí es donde me duele y la respuesta es lógica ya que dicha actuación no merece ni que pierda el tiempo que voy a emplear escribiendo estas notas.
 
     El transfuguismo, fenómeno social en la que una persona huye o pasa de un partido político a otro, es para mí el mayor de los pecados y no aguanto que ellos siempre se denominen como disidentes.  El movimiento se manifiesta andando y si una situación no me gusta, tengo dos opciones denunciarla desde dentro o abandonar el barco.
 
   El transfuguismo es una traición imprevisible, premeditada, antigua y ejecutada por de quien menos se espera. Todos los partidos tienen traidores,  y gracias a Dios la historia será un verdugo que condenará a dicho traidor al ostracismo político de por vida.
 
   Los partidos políticos son como la religión, el tránsfuga establece un desistimiento contra el canon doctrinal. Es una especie de infidelidad que corrompe los dogmas, la política. El hereje  al igual que el tránsfuga solo cree en ciertos puntos de dicha doctrina. 
 
    La política al igual que la religión da una explicación sobrenatural a todo lo que nos rodea, el problema surge cuando los que se consideran poseedores de la verdad, pretenden que las personas enfoquen la realidad de manera idéntica a ellos y por lo tanto toda crítica les puede parecer abusiva.
 
     Para conseguir dicho fin se empieza usando la persuasión,  si se entra en el partido se emplea el adoctrinamiento y menos mal que ya se acabó la tortura.
   En política yo puedo ser un hereje, pero no soy un traidor, yo he roto con toda doctrina, pero curiosamente sigo conservando la fe en un cambio de rumbo.
 
  Personalmente, aunque sea de izquierdas, me considero un disidente,  por lo tanto, en el ámbito político el ser disidente es mantener disentimiento contra el marco ideológico del partido político,  es una forma de ir contra el orden establecido o una reivindicación de los derechos de las minorías.
 
   Estas nuevas ideas, que por cierto van calando poco a poco en nuestra sociedad,  son consideradas como una fuerza amenazante. Los disidentes que afectan intereses de poder, son víctimas de ataques con la única idea de minar su credibilidad. Aunque, tanto la herejía como la disidencia muestran una voluntad renovadora en su empeño de mover a la duda, a la confrontación crítica y a la polémica.
 
Jeambar y Roucaute expresan lo siguiente: “el sistema democrático bien puede ser llamado el de la traición, pues ésta es consustancial a la Democracia. El dilema de la política es, la dificultad de que se cumplan todas las promesas”. Ante esto, los ciudadanos y la oposición política no dejan de denunciar a los políticos en el poder de mentirosos y traidores. Los políticos son objeto de ataques por no cumplir sus promesas, de ceder a la demagogia y de renegar con lo que sea con tal de conquistar y conservar el poder.”
 
    En sociología nos decían que la culpa es una señal de alarma, nos indica que algo va mal y nos impulsa a echar marcha atrás y modificar nuestra conducta. Todos los seres humanos sentimos miedo por naturaleza, pero, la sociedad ha modificado ésta emoción en culpa y vergüenza. La culpa aparece tras haber realizado acciones disconformes con nuestros valores. La vergüenza aparece, antes de cometer tales actos.
 
   Tengo una culpa sana, y lo digo con todas las letras, y es la que surge cuando se viola esa especie de norma que quiere establecer el político de turno. Siento decirlo pero cuando un político reprime su culpa, esta se manifiesta indirectamente a través de irritabilidad, mal humor, apatía y depresión, y ese no es el camino
 
   Quiero terminar comentando que cada cual debe de asumir sus culpas, hoy en se puede estar en la oposición, por destino lógico mañana se puede alcanzar el poder, cada uno debemos cumplir una función y la mía en este caso es ironizar sobre aquellos aspectos que rodean nuestro devenir político.
    Dejaré una última pregunta en el aire y que cada cual saque sus conclusiones: ¿Quién es responsable de que un partido político se llene de tránsfugas?, yo seguro que no.
 
 
 
 

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