El estado de alarma, y el decretazo que lo autoriza, en contra de lo que pudiera parecer , es otra muestra de debilidad de un gobierno inmovilista frente a la pérdida de derechos laborales de los trabajadores

Hoy celebramos el Día de la constitución, pero desgraciadamente lo haremos con una cifra más cercana a los cinco millones de desempleados que ven como el derecho al trabajo recogido en la Carta Magna, que hoy cumple 32 años, sólo es una declaración de intenciones y papel mojado, pero no sólo es este derecho el que se escatima a los españoles, porque se conculca el derecho a la huelga,   tiempo ha enterrado y bien enterrado, ya que los servicios mínimos exigidos hacen inservible todo movimiento encaminado a reivindicar cualquier mejora en las condiciones de trabajo, ya sean económicas, sociales, o de seguridad.

Servicios mínimos con un 80% de los trabajadores en el tajo es una burla a la clase trabajadora.

El único objetivo de la huelga es la paralización "colectiva" de la actividad laboral y es obvio que con un 20% de los trabajdores en huelga, la producción laboral no se resiente o lo hace muy poco.

La huelga "salvaje" solo es una consecuencia de la mordaza sindical que sufren los trabajadores de este país, con la aquiescencia de los grandes sindicatos.

 

Es extraño que ahora el gobierno haya decidido pararle los pies a los controladores aéreos, que la cobertura informativa de la noticia haya sido global y que los malos de la película hayan tenido que ser sometidos a la vergonzosa y humillante situación en la que ahora se encuentran.

 

Recurrir al estamento militar no es la mejor forma de arreglar los problemas de España, ni nunca lo fue.

Todo un país entero los acusa con el dedo índice por haber retenido más de 600.000 "rehenes" en las instalaciones aeroportuarias y el ministro José Blanco que se las tenía jurada ha cumplido con la ley. La ley de la impotencia, del decretazo, del escarnio público. Ahora sólo le resta azotarles en el culo en la vía pública por malos.

 

En tiempo de crisis el atajo más corto para calentar a las masas y ocultar las vergüenzas, es denunciar a un colectivo que gana mucho dinero. Más que él como ministro, dijo el señor José Blanco, aunque no sabemos quien le ha dicho que su trabajo es más importante y responsable que el de un controlador aéreo. Demagogia de quién no quiere entender que la remuneración laboral es proporcional a la responsabilidad que se asume, amén de la formación académica y profesional, y un controlador, un cirujano, un piloto de avión, un capitán de un transanlatico, etc tienen la responsabilidad de tratar con las mercancías más preciadas: Nuestras vidas, y eso no tiene precio.

 

Después de varias reformas laborales que han demostrado, por ahora, su inuitilidad, igual que las anteriores, después de la alarma social, y esa si que es una alarma, provocada por la banca que ha hecho de su capa un sayo con el dinero de todos los españoles, después de otras huelgas que dejaron a miles de ciudadanos tirados como la del metro de Madrid, ahora debería el gobierno de Zapatero golpear la mesa con la misma fuerza para aliviar el dolor de los cerca de cinco millones de parados que lleva en sus espaldas, incluidos aquellos a los que por decreto acaba de quitarles los 400 euros de ayuda, o los millones de pensionistas que sufrirán una merma, segura, de sus pensiones con las reformas que se avecinan en pensiones y seguridad social.Eso sin son millones de alarmas y no los viajeros que han tenido la mala suerte de perder sus vuelos en este puente de la Inmaculada o de la Constitución.

 

Esta cortina de humo del PSOE, que hoy perdería la elecciones con 18 puntos de diferencia,  apretándole las clavijas a este colectivo. es otra más de las habituales de un gobierno que ha asumido a España en  una de las encrucijadas más dificiles de su historia reciente.

 

Probablemente los controladores se han pasado dos pueblos, pero el gobierno de Zapatero se ha quedado sin pueblos para ejemplarizar a un colectivo que pagará por adelantado todos los platos rotos... porque ganan mucho dinero, mientras que la miríada de políticos de gobiernos central (Congreso y Senado), autonómicos y municipales siguen desvalijando con sus sueldos las arcas de España, pero a ésos, seguro que no los militarizan.