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20 de Diciembre de 2010
Usar de continuo nuestras  calles como espacio de ocio, de pasacalles capilleriles sin sentido y juerga festera auspiciada por nuestro Ayuntamiento es mortificar excesivamente a vecinos y comercios de la zona afectada
José Luis Zarazaga Pérez..- En estas fechas tan extrañas y que están plagadas de buenas pero falsas intenciones, tiene este humilde desarticulista la sensación de que el único problema que aqueja a nuestro pueblo es la inauguración de Belenes, o el afán de protagonismo que tienen ciertos aspirantes al cargo por mantenerse  o entrar en la lista que se considera de apuesta ganadora.
Algunos que han utilizado este medio como trampolín están cayendo en su propia trampa, otros de forma un tanto sibilina parecen crear asociaciones que promuevan la igualdad de todos pero se empieza a destacar su afán por ocupar un puesto de salida. No voy a entrar en estos temas porque sería demasiado extenso y aburrido.
   El caso que me preocupa hoy son las declaraciones de nuestra Delegada de Mal Ambiente sobre la ciudad sostenible. Inma me agrada como persona, la considero como muy competente en materia económica, pero en materia medioambiental cero patatero y sobretodo no todo vale para salir en prensa.
  Ciertamente Sanlúcar debería de caminar hacia convertirse en una ciudad sostenible, lo que no es de cajón es que dicha sostenibilidad se base en un reparto de camisetas y folletos, además de anunciarnos que las bombillas del alumbrado de Navidad son de bajo consumo.
 
   Eso queda precioso en un diálogo de besugos, con lo que puede costar semejante campaña se podría haber iniciado un tratamiento para intentar salvar las pocas palmeras que quedan en pie y que pronto serán víctimas del picudo rojo, claro que esto último a lo mejor no queda tan bonito en prensa y los folletos una vez terminada la campaña se tiran y todos tan contentos.
 
   Una ciudad sostenible implica muchas más cosas que anunciar la construcción de carriles bicis, que por cierto lo que han hecho es acortar las zonas peatonales. Sanlúcar parece que se dirige a un laberinto  artificialmente creado por la voluntad municipal de agradar a cierto tipo de colectivos. Se nos colapsa el tráfico cada día que se permite la salida de una carroza distinta, sumándose además a los planificados cortes de calles que se producirán en unas obras necesarias que se han planificado para que coincidan en el tiempo con el inicio de la campaña electoral.
 
    Plantear  en diciembre todo tipo de zambombás y actos festivos como el que sufriremos el próximo día 24 en la Plaza del Cabildo, me hace pensar que la Delegación de Fiestas ha pasado a ser el exponente del gasto plenipotenciario, más propio de una Administración hedonista y derrochadora que de  una ciudad respetable en fiesta, celebrando y descansando por su dinamismo en negocio y actividad productiva.
 
    Usar de continuo nuestras  calles como espacio de ocio, de pasacalles capilleriles sin sentido y juerga festera auspiciada por nuestro Ayuntamiento es mortificar excesivamente a vecinos y comercios de la zona afectada. La música  o lo que algunos llaman música, por su horario irracional, no da tregua ni descanso en todas y cada una de esas noches  de navidad hasta el amanecer.
 
Es como un instrumento de tortura que se sostiene bajo una permisividad que roza el límite de legalidad y merecería calificativo de gamberrismo oficial por esa tolerancia que solo contemporiza con las quejas para aguarlas, se templan gaitas algunas veces pero se deja la noche en barra libre donde degenera la fiesta en botellón y ruido de petardos lanzados sin control. Es doliente que las llamadas a la paciencia sean dirigidas a nosotros, los que estamos desamparados de nuestro  Ayuntamiento  y que sufrimos sufren los efectos de tanta juerga incontrolada, en tanto que los causantes resultan amparados por el comprensivo “estamos en fiestas” en coartada de abuso.
 
El retorno económico para la población del esfuerzo en gasto municipal festero es perfectamente cuantificable sin papel y lápiz. Basta observar y analizar lo que es palpable  por ejemplo en personal de limpieza, policía local y demás efectivos que pagamos todos.
. Preguntémosle al Comercio y hostelería local sobre los beneficios obtenidos en dichas fiestas.  No sé qué sentido tiene como ida promocional el convocar concursos de villancicos o subvenciona belenes. Una ciudad sostenible debería de mejorar el sistema productivo o favorecer el entorno comercial, turístico o laboral, lo demás son cuentos de viejas.
 
   En una ciudad sostenible las calles y plazas deben de ser de  dominio público local. Es decir, deben ser  de todos. Lo que ocurre es que la gestión de las mismas las realiza la Administración local y en ese quehacer existe permisividad total en la ocupación de un determinado espacio para uso hostelero. Un uso que se concreta en la colocación de mesas y sillas de forma abusiva, y últimamente, también en la instalación de veladores y toldos para poder atender a la clientela al aire libre incluso en invierno. Eso si toldos como los de Bajo de guía con más pringue que el palo de un churrero y sobe todo con la sana idea de los hosteleros de cegar con cemento lo que eran alcorques donde crecían unos árboles que mejoraban nuestro medio ambiente urbano.
 
    En los últimos años estas terrazas se han multiplicado por toda la ciudad. Se nos han vendido como un  revulsivo para el sector, pero en verdad son el negocio de unos pocos. Los clientes, en su calidad de clientes, agradecen poder tomar el café en plena calle. Ahora bien, no parecen estar tan satisfechos en su calidad de peatones cuando de lo que se trata no es de sentarse a disfrutar de una tapa o una caña, sino de atravesar las calles y plazas. Muchas veces nos tenemos que quejar  de que las terrazas obstaculizan el paso hasta el punto de que los viandantes nos vemos obligados a ocupar el tramo de calzada de los coches porque no queda espacio para pasar por las aceras, estando esta ocupada por un carril bici como ocurre en el V Centenario.
 
  No se trata de eliminar dichas ocupaciones sino simplemente darles un uso más racional, claro pero eso sería pensar con la cabeza y buscar el bienestar común, cosa que parece contrapuesta a figurar en una posible lista electoral.
 
     Una ciudad sostenible no puede permitirse ver como nuestros ancianos no pueden entrar en sus viviendas con comodidad ya que la entrada está ocupada con mesas y sillas; carritos de bebé que no pueden pasar y un zumbido permanente bajo sus ventanas. Este es el día a día de muchos de nuestros vecinos que tienen la desgracia de vivir en zona que son pasto de botellonas institucionalizadas y fiestas incontroladas.
 
   En fin, esto es lo que en verdad se nos vende como ciudad sostenible.
 
   Noticia de última hora, Wikileaks Sanlúcar vuelve al ataque y me ha filtrado el cable del votante arrepentido, va por ustedes maestros y perdona Antonio que tú también estás incluido que aquí no os escapáis ni el Tato.
 
   “A este año 2011 voy a pedirle deseos / no nada del otro mundo/ sólo quiero lo que veo.
     Como al otro le has dejado / también quiero una mansión / con la mitad en suelo urbano / y la otra mitad no.
    También quiero ser alcalde / ahora que sé lo que pasa/ cobras sueldo de ministro / y sin salir de tu casa.
    Como ya no soy tu amigo / nada se me cumplirá / pediré solo un deseo / No verte esta Navidad.
   Ridículo, mentiroso / falso, cínico, inmoral / patético sin conciencia / malo, loco y holgazán.
    Y a ti que el año te traiga / lo mismo que has repartió / engaños y cosas malas / tu votante arrepentio.
 
     ¡Hala que a  gusto me he quedado, Coño!
 

     

 
 
 
 

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