“Memento mori”, frase latina que significa: “recuerda que eres mortal (y no un Dios), era de uso común en la antigua Roma, cuando un general desfilaba victorioso por las engalanadas calles de la Ciudad Eterna.

José Luis Glez. García.- Un esclavo sujetaba la preceptiva corona de laurel (significativo símbolo del triunfo militar) , y a la vez susurraba al oído del general, esa frase referida con anterioridad y tan cargada de sapiencia, para recordarle las limitaciones de los supuestamente triunfadores.

Y es evidente que pocas drogas causan al ser humano tanta adicción como el poder y el halago. Aplausos, focos, palabras cargadas de servilismo e hipocresía que habitualmente rodean a los políticos en sus desfiles, inauguraciones  y  en sus pedestales áureos.

La cohorte de medios siguiendo sus pasos, los aduladores al uso, cual moscas alrededor de la miel, hacen muchas veces que nuestros servidores públicos se consideren moradores del Olimpo, que como todos sabemos era lugar de habitáculo de los dioses helenos.

Esa casta política que en su más estricta intimidad no se comportarían de igual forma y manera, ni por supuesto sería lo mismo que cuando les llegan los cantos de sirena de tiralevitas y trámbalas.

Esos aires de prepotencia, de autocomplacencia, de considerar que en menos de cuatros años se ha conseguido lo que toda persona en su sano juicio y sin sus capacidades cognoscitivas deterioradas, sabe que están faltando a la verdad.

 

Otro día tocará hablar de nuestra localidad, del programa que en su día presentaron a las elecciones nuestros ediles y su nivel de cumplimiento. Otro día tocará pormenorizar sobre el debe y el haber del actual equipo de gobierno. De las infraestructuras  y viales de nuestra querida Sanlúcar,  de sus accesos, del estado de sus parques y jardines, del parque virtual de las Piletas, de la precariedad y carencia del empleo de nuestros jóvenes y mayores, del grado de cumplimiento de la ley antibotellón, de la eliminación de barreras arquitectónicas,  de la calidad de los servicios prestados al ciudadano En definitiva de su gestión.

Por todo ello y con el debido respeto que su cargo me merece, no me queda más que susurrar al oído de nuestra primera edil: “Memento, mori, Dña. Irene”.

 

Feliz Navidad y que el nuevo año nos traiga sobre todo salud y bienestar

a todos los sanluqueños, compañeros y amigos de “buena voluntad”