En el  pasado Estado de la Nación se volvió a reeditar lo que ya es una realidad continuada e irremediable, como es la desunión de los dos principales partidos políticos en esta España bipartidista.

De un lado la autocomplacencia socialista no exenta de la suficiencia con la que debaten los que gobiernan, y de otro lado la incapacidad de los populares para proponer alternativas a las propuestas socialistas.

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La dinámica y centrípeta política de buscar culpables por una presunta mala actuación en la lucha antiterrorista, de lo que los populares consideran entreguismo a ETA por parte del gobierno de España, es sin duda una estrategia que puede ir muy bien a los intereses del tridente Rajoy, Acebes, Zaplana y que no necesariamente comparten muchos militantes del PP, porque entre otras cosas, es contraria a los intereses generales de España.

El gobierno dirige la política antiterrorista y la oposición debe tender la mano para apoyarlo. Eso es lo que exige la sociedad española, más allá del partidismo de unos y otros, olvidando incluso lo más importante como son las víctimas del terrorismo, que están siendo manipuladas para la obtención de un rédito político y que ciertamente será un grave error de estrategia para el PP en las próximas elecciones generales.

El relevo en la cúpula del PP, es algo más que una premonitoria posibilidad si estos lideres persisten en una única y exclusiva alternativa para derrotar al actual gobierno, como es el uso de la política antiterrorista, que magníficamente represento el señor Rajoy en el último Estado de la Nación.La burra vuelve al trigo y el PP volverá a la oposición en una más que nefasta gestión de los votos recibidos el 14M del 2004.