Primero lo niegan y luego se lo apropian Imprimir
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25 de Marzo de 2010

Fernando HernándezEscuchando estos días a algunos líderes de la derecha, uno se pregunta: ¿Cómo actuaría la derecha en estos momentos y que políticas sociales aplicarían? Por que ellos no lo explican.

 

Fernando Hernández.-Porque mirando hacia atrás, desde que existe la democracia en este país, no conocemos ninguna ley o reforma, hecha por ellos, que mejore el bienestar social de los más débiles, de los que sufren los riesgos involuntarios, como es el riesgo de caer enfermo, el riesgo de perder el empleo, el de envejecer o el riesgo de una discapacidad. Ellos se han opuesto siempre al la sanidad pública, a las prestaciones por desempleo, a la mejora de las pensiones, a la ley de la dependencia, se han opuesto o la recurren al Tribunal Constitucional, pero eso sí, luego se apropian de ellas, y no la derogan cuando gobiernan. Contradictorio.

 

 

La derecha se ha opuesto a todas las reformas o mejoras del bienestar de los ciudadanazos más débiles, ellos siempre se instalan en el “no”,  e incluso hasta entienden la libertad e igualdad de otra manera. Ellos creen que las desigualdades son de origen natural, que se nace con ellas, y hay que dejarlas así, y que no deben ser protegidas por el Estado, más recorte en el gasto social y más bajar impuestos. La igualdad y la libertad que ellos entienden es la del mercado, que sea este el que haga y deje pasar.  Y que las desigualdades no las proteja el Estado, o lo menos posible, por eso donde gobiernan, más educación privada, más sanidad privada, menos aplicación de la Ley de la Dependencia.

 

Se debe neutralizar esta demagogia de la derecha y acertar a comunicar una visión más esperanzadora del futuro. La de un Estado que debe proteger a los más débiles, que la religión no de influir en la política, que hay que defender a las minorías y aceptar nuevas formas de familia, una educación publica, una sanidad pública, y no dejar en manos del mercado el que nos gobierne, como pretende la derecha.

 

En estos momentos hay que asumir que las reformas que ganan el futuro no siempre agradan a todos en el presente. Pero para eso hay que movilizarse, estar cohesionados y comunicar, desde posiciones de izquierda,  que lo importante somos todos, no unos pocos que se enriquecen e hipotecan el futuro de los demás.