Gracias, Mandrágora Imprimir
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14 de Septiembre de 2010
Nunca olvidaré sus caras de dolor, de  incomprensión, de sufrimiento, incapaz de entender por que le sucedía a su hijo, por que esa lacra de la droga entraba por la puerta de su casa 
Fernando Hernández. En la tranquilidad de este verano caluroso ha surgido una noticia muy gratificante como es el nacimiento de una asociación para la prevención de drogodependientes que abarcará toda la zona de Costa Noroeste, que se llama Mandrágora. 
Gratificación que contrasta con esos recuerdos, de los que hemos padecido la lacra de la droga en nuestra familia, con aquella intranquilidad de noches de insomnio, de asomo a la ventana cada minuto, de tantas preguntas sin respuestas en noches interminables; hasta que aparecía, sin poder hablar, esperando a preguntárselo por la mañana ¿por qué? hasta hoy no hemos obtenido respuesta.
 Por eso es hora de tomar conciencia colectiva y apoyar asociaciones como esta, desde la sociedad civil e institucional, sobre todo para paliar los daños producidos en la población juvenil y los daños colaterales tan fuertes que se producen en las personas que forman su familia; y dejar de dar cobertura a los que se enriquecen con el dolor y el sufrimiento.
 
La verdad que es siempre me ha preguntado como en una zona como la que vivimos el rechazo social hacia la droga no se ve más a flor de piel, cuando somos tantos los  perjudicados desde el punto de vista personal y de ciudad.
 

Como decía Miguel de Unamuno: “A veces el silencio es la peor mentira”.